La llegada de los hijos supone un cambio muy importante en la vida de las parejas. Aunque se haya vivido la espera con mucha ilusión, el hecho de tener un nuevo miembro en la familia implica adaptarse a una nueva situación, con nuevas responsabilidades y cambios de rol. Conforme va pasando el tiempo pueden aparecer conflictos relacionados con la nueva estructura familiar. Esto tiene además muchas consecuencias debido a los cambios que se pueden producir a nivel emocional en lo que se refiere a la pareja y a las relaciones dentro de la familia.
La crianza, la educación y el cuidado de los hijos son tareas nuevas que los padres tienen que aprender a llevar a cabo y a encajar en su día a día. Muchos padres se sienten desbordados y les resulta difícil encontrar momentos para comunicarse. Esto puede dar lugar a que la pareja acabe discutiendo con más frecuencia o a que no se resuelvan los conflictos, ya sea porque no se dedica tiempo a hablar de ellos o porque no se encuentra la forma de establecer acuerdos. Otras veces los problemas surgen con la organización de las tareas, ya que los padres tienen que encajar gran cantidad de nuevas rutinas en el mismo tiempo que disponían antes. Las discrepancias en la forma de educar puede ser otra fuente de conflictos, y es que no siempre los padres opinan igual respecto a las rutinas que creen mejores para los hijos, el tipo de escuela en la que quieren escolarizarlo, y un sinfín de nuevas situaciones que van apareciendo conforme los hijos van creciendo.
No es raro encontrar parejas que después de tener un hijo se pasen el día discutiendo por no estar de acuerdo en la forma de hacer las cosas o, incluso, aunque no haya discusión, apenas encuentren momentos para estar juntos y cuidar la relación. Vamos a repasar algunos aspectos muy comunes y que se dan con frecuencia en este momento vital de las parejas.
Algunas claves que pueden servir de ayuda para mejorar la relación de pareja o seguir cuidándola
- Buscar un equilibrio en el reparto de tareas: tras la llegada de un/a hijo/a surgen muchas tareas que hay que repartir. A veces el reparto no se hace de forma explícita sino que cada uno va asumiendo lo que cree que le corresponde, o simplemente piensa que alguien lo tiene que hacer y se pone a ello. Con el tiempo pueden aparecer conflictos porque alguno de los dos sienta que hace más que el otro, o porque no hace lo que le gustaría hacer. Es importante dedicar tiempo a hablar sobre ello y acordar cómo se va a hacer el reparto.
- No dejar pasar los conflictos y buscar la mejor manera de resolverlos: la falta de tiempo y el estrés del día a día llevan con frecuencia a que no se solucionen los conflictos. Esto lleva a la acumulación de rencores y a una comunicación basada en el reproche. Comunicar lo que uno siente así como hacerlo de forma adecuada, pidiendo cambios al otro, facilitará que se puedan establecer acuerdos. En estos casos recurrir a la mediación familiar y dejarse orientar por un mediador en conflictos podría ser una buena opción ya que con estas nuevas circunstancias, el sentimiento de estar desbordado imposibilita una adecuada autogestión de la situación y del problema.
- Dedicar tiempo a diario a estar en pareja: el aumento de responsabilidades puede llevar a que la pareja se olvide de cuidar la relación. Es importante dedicar un mínimo de tiempo todos los días a cuidarse y a comunicarse, por breve que sea. Establecer pequeñas rutinas puede ser de gran utilidad, como por ejemplo pasar unos minutos charlando al final del día, compartir el tiempo del desayuno o todos los días una breve llamada en un descanso del trabajo para comentar cómo va todo.
- Hacer proyectos juntos: para seguir viviendo la pareja con ilusión es importante hacer planes juntos, actividades en pareja que permitan a ambos miembros seguir disfrutando de la relación y encontrando en ella un espacio para la confianza, así como compartir el ocio. Con esto nos referimos desde organizar un viaje hasta pensar en planes de futuro como cambiarse de casa, o incluso actividades que se puedan hacer un día del fin de semana.
- Cuidar los detalles: el día a día de una pareja es algo fundamental. Llamar al otro para contarle algo que le ha ocurrido, despedirse y saludar con un beso, dar un abrazo, una caricia, son algunos de los detalles que hacen que la relación de pareja siga siendo una fuente importante de bienestar para los dos. Se trata de compartir y salir de vez en cuando de las responsabilidades y las obligaciones.
Autora Drissa Elma Délkader (Psicóloga de Psicomaster)