Cuando pensamos en el origen de la anorexia nerviosa automáticamente pensamos en los estándares sociales de belleza establecidos, donde se ha ido asociando la delgadez como patrón de belleza que indica éxito y aceptación social. Es cierto que el refuerzo de nuestra cultura hacia la delgadez influye, pero no es un factor suficiente para explicar el inicio del trastorno, lo que sí explica es el inicio de una dieta.
Factores en el origen de la anorexia
Cuando hay miembros de la familia que se muestran preocupados por la comida o las dietas, que tienen problemas de peso, baja autoestima, etc., puede influir como factor que predispone a la anorexia a consecuencia del aprendizaje a través de modelos, es decir, se pueden imitar las conductas que se ven en el entorno familiar.
La edad y la etapa de desarrollo, situada entre los 11 y 20 años aproximadamente, constituyen un factor muy importante, aunque es cierto que ha de existir una previa vulnerabilidad en la persona que dificulte afrontar los cambios, tanto físicos como psicológicos, que conllevan sin duda esta fase.Normalmente ocurre que se poseen escasos recursos (falta de asertividad, perfeccionismo, baja tolerancia al cambio, miedo a madurar, etc.).
Factores en el mantenimiento del problema de anorexia
Todo lo anterior puede llevar a la persona a sentimientos de no ser capaz, acompañados de ansiedad que suele reflejarse sobre todo en la interacción con los demás, que generan una gran sensación de descontrol general que se compensaría centrando la atención en el aspecto físico y buscando el control sobre uno mismo a través del control del peso con una dieta estricta, en algunos casos acompañada de un ejercicio excesivo.
Lo que ocurre con esto, es que se obtienen resultados rápidos, de manera que la dieta se mantiene porque refuerza los sentimientos de control y de éxito ante la pérdida de peso, con lo que ya se ha entrado en el peligroso círculo vicioso que va a mantener también el trastorno de alimentación.
Se ha aprendido a evaluar el propio cuerpo de manera negativa, cuando va a asociado a gordura, a no ser guapo/a, a no poder ser aceptado por los iguales, etc., por tanto el cuerpo se convierte en un estímulo fóbico y se tratará de evitar a toda costa el aumento de peso recurriendo a la dieta, vómitos, uso de laxantes, etc. Así, todos los pensamientos y comportamientos de quién padece el trastorno van en relación a la comida, convirtiéndose en auténticos esclavos de ella. La persona ya está atrapada en un problema de anorexia.
Un factor de mantenimiento importante y que hemos de evaluar desde el principio es el papel de la familia, que cuando son conscientes del problema y su gravedad, desde el miedo que esto produce, la preocupación y el no saber cómo manejarlo de manera adecuada, prestan demasiada atención a la conducta relacionada con la comida, a la delgadez y todos aquellos comportamientos que van asociados a la necesidad de control del peso por parte de la persona enferma, contribuyendo así, sin darse cuenta, al mantenimiento del problema. Por este motivo, es fundamental el abordaje terapéutico con la familia y dotarles de las pautas adecuadas para romper el círculo vicioso que conlleva este trastorno.
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Artículo de Marta Bermejo Victoriano (Psicólogos en Madrid de Psicomaster)
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