Tratamiento psicológico eficaz combinando intervención en autoestima y asertividad
Cuando hablamos de baja autoestima, es importante analizar también si la persona se comporta de forma asertiva o no. A menudo, a la consulta psicológica acuden personas que se sienten solas, presentando bajo estado de ánimo, ansiedad, dificultad para relacionarse, poca confianza en sí mismas, bajo autoconcepto e incluso, a veces, también depresión. Muchos dicen sentirse débiles en comparación con los demás, y expresan pensamientos del tipo; “Los demás son mejor que yo”, “No me atrevo a decir no” “No me hago respetar y los demás deciden por mi” “No soy interesante para nadie”, “No valgo” “Así como soy ¿cómo voy a gustar?”. Claramente, estas personas presentan baja autoestima.
Tener baja autoestima está frecuentemente relacionado con no tener un comportamiento asertivo. Por ello, recibir un buen entrenamiento en habilidades sociales y asertividad será fundamental para mejorar la autoestima en un número importante de casos, mejorando también el concepto sobre uno mismo, la idea de valía, el estado de ánimo y demás problemas relacionados.
En primer lugar, será muy importante saber a qué nos referimos con conducta asertiva, que es el comportamiento que llevamos a cabo cuando somos capaces de expresar nuestras ideas o sentimientos de forma adecuada, dar nuestra opinión o tomar decisiones, respetando a los demás para que éstos no se sientan ofendidos. Las personas asertivas son capaces de defender sus derechos, respetando a los demás y son capaces de establecer relaciones sociales adecuadas. Se hacen responsables de sus acciones y se expresan con valentía sintiéndose más seguros de sí mismos. De este modo, habrá una estrecha relación entre ser asertivo y tener una buena autoestima.
Cuando hablamos de comportamiento pasivo y de comportamiento agresivo, nos referimos a los otros dos extremos de conductas sociales. Del primero, son características aquellas personas que se sienten inferiores a las demás, que no son capaces de defender sus propios derechos, toman las decisiones en función a la repercusión que tenga en los demás y no se sienten capaces de resolver sus problemas. Anteponen las necesidades y preferencias de los demás sobre las suyas y los otros suelen aprovecharse de esto. En cuanto al comportamiento agresivo, estaríamos hablando de aquéllas personas con las que no quieren relacionarse los demás. Este rechazo es debido a que se comportan de forma agresiva y violenta, gritando en muchas ocasiones y pretendiendo imponer su voluntad. Son manipuladores y consiguen que los demás les teman y no se sientan respetados.
Ambos comportamientos se dan con frecuencia en personas que han desarrollado baja autoestima y que sufren al no establecer relaciones sociales de calidad. Son inseguras e incapaces de defender sus derechos de una forma madura, respetuosa y eficaz.
La baja autoestima es una demanda frecuente en las personas que acuden a consulta psicológica. En nuestro método de trabajo, el abordaje conjunto de la autoestima y la asertividad es esencial en muchos tratamientos, siendo conscientes además de que se influyen mutuamente, por lo que los beneficios logrados en asertividad van a mejorar la autoestima y viceversa.
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