Es muy posible que cualquiera de nosotros conozcamos a alguna persona con elevada autoexigencia, que se esfuerce por hacerlo todo “perfecto”, por ejemplo en sacar notas altas a un coste muy elevado de esfuerzo y sacrificio, alguien que invierte muchas horas al día en tareas de casa, o en arreglarse, o quien dedica demasiadas horas al trabajo perdiendo así tiempo libre o espacios familiares o de ocio, y siempre con la idea y sensación de no ser suficiente, de no haber hecho todo lo que se tenía programado.
Quien tiene una alta autoexigencia consigo mismo y/o con los demás suele estar acompañado de pensamientos del tipo “debería…tengo que…” que implican un nivel de exigencia o imposición y son capaces de generar una alta ansiedad.
Tener aspiraciones, querer mejorar o superarse a sí mismo está muy bien, pero hemos de saber poner las metas de manera realista y vigilar el coste emocional que nos supone alcanzarlas.
Señales de exceso de Autoexigencia
- Considerar que un trabajo nunca está terminado o lo suficientemente bien hecho.
- Dedicar mucho tiempo a hacer tareas.
- Necesidad de control sobre el entorno, tener las cosas bien programadas.
- No tener capacidad para delegar en los demás por miedo a lo incontrolable.
- Tener un pensamiento rígido e inflexible y con tendencia a anticipar los acontecimientos de forma negativa.
- Intentar evitar cometer errores.
- Preocupación excesiva por el orden.
- Tener un autoconcepto negativo.
- Pensar que se es lo suficientemente válido.
- Miedo a la evaluación negativa de los demás.
La autoexigencia elevada termina afectando el mundo emocional de la persona, provoca una gran frustración y la necesidad en aumento de tener el control sobre las cosas y querer hacerlo todo perfecto.
Claves para afrontar la autoexigencia excesiva
- Aprender a seleccionar lo importante de lo que no lo es, ya que cuando queremos hacer todo perfecto nos da miedo poder dejarnos algo necesario sin atender
- Aprender a tomarnos más tiempo para hacer las tareas y también para tomar decisiones
- Dedicar tiempo al día al ocio y descanso
- Centrarse en el proceso de las tareas que realizamos y no tanto el resultado final
- Establecerse metas realistas y alcanzables
- Asumir la posibilidad de cometer errores
- Aprender a pensar de manera más positiva, detectando aquellos pensamientos que nos hacen seguir siendo autoexigentes, por ejemplo: “debería estar trabajando, tengo que hacerlo mejor, no lo haré bien si no invierto mucho tiempo, no debo perder el tiempo”, etc…
- Sentirnos con la libertad de expresar nuestras emociones
- Evitar planificarlo todo, ya que de esa manera todo adquiere el significado de obligatorio, como si fuera un trabajo, y no permite que nos relajemos y podamos disfrutar del momento.
- Darse espacios para tener tiempo libre sin nada que hacer, ya que cuesta mucho tolerar estar sin hacer nada y no pensar que se pierde el tiempo, por ello es bueno acostumbrarse a tener pequeños espacios sin estructurar
En nuestra consulta vemos a diario cómo detrás de un estilo de pensamiento y comportamiento perfeccionista hay personas que sufren mucho, que padecen altos niveles de ansiedad y síntomas depresivos, incluso llegan a desarrollar algunos trastornos. Es importante saber tener metas realistas y saber exigirnos sin que ello suponga un coste tan elevado.
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