Si realizáramos una búsqueda pormenorizada de lo que significa la palabra crisis, encontraríamos distintas definiciones como esta: “Situación que pone en peligro el desarrollo de un proceso”.
Por lo que, si nos vamos a referir al aspecto conyugal, la acepción crisis matrimonial hace alusión al momento de peligro que pasa una pareja en lo que se refiere a su vida en común o proyecto conjunto.
Es interesante reseñar que, a veces, las crisis en la vida son necesarias, porque éstas suelen ser las responsables de los cambios. De lo contrario, uno no se va a plantear si realmente quiere estar o no con su pareja, estamos diseñados para la continuidad porque la misma nos ofrece control.
Para conocer el amor es necesario equivocarse y luego enmendar el error “Anna Karénina” (1875), León Tolstói
Y algo que, suele desestabilizar mucho en una crisis matrimonial, es la falta de herramientas que hace insuficiente el vencimiento por sí mismo de los problemas con los que tenemos que lidiar.
Sabemos que vivir es exponerse y, por lo tanto, entender que va a haber momentos en los que tengamos que enfrentarnos a distintas dificultades.
Cuando iniciamos una relación con otra persona, se entiende que nos encontramos con el individualismo de cada uno; es decir, que todos llevamos nuestra mochila de vida biográfica cargada de experiencias unidas a nuestra propia psique- con las complejidades que se subyacen, que tiene que ver con nuestra personalidad y nuestra forma de ver, comprender y entender el mundo.
Y, además del proyecto conjunto que ambos hemos ido formando que, a su vez, sostiene el dinamismo de la pareja, sus propias reglas y la propia retroalimentación que alimenta la historia que ambos, hemos ido creando siendo responsabilidad de ambos reforzar los procesos que han sido los pilares básicos desde los cuáles se ha creado la propia estructura conyugal.
Y precisamente es, desde este último párrafo comentado desde donde se sustenta la explicación de lo que puede suponer una crisis matrimonial. Normalmente, es un conjunto de factores que explican perfectamente cómo la pareja ha llegado a día de hoy a presentar tales problemas:
- La satisfacción individual de cada uno con la vida que lleva (las distintas áreas importantes, además de la pareja, para la persona: trabajo, familia, economía, aficiones, redes sociales…)
- La satisfacción conyugal (hasta qué punto las expectativas que yo tenía marcadas inicialmente en mi relación, si se han ido cumpliendo, cómo llevamos nuestro proyecto conjunto, cómo vemos cada uno la relación, dónde cada uno situamos los fallos y hasta qué punto disponemos de margen de cambio en lo que concierne a tales problemáticas).
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⭐ Origen de una crisis matrimonial
Muchas veces si realizáramos un análisis exhaustivo con objetividad de la pareja en crisis, posiblemente el origen de los problemas provienen de hace meses o incluso años.
A veces uno va viendo que empiezan a aparecer problemas (falta de comunicación, criterios diferentes sobre ciertos aspectos relevantes…) pero realmente hasta que no comienzan a ser más latentes (discusiones frecuentes, el que la otra persona empiece a plantear situaciones nuevas no contempladas anteriormente) no le solemos poner nombre o denominación.
Normalmente, todas las crisis matrimoniales derivan de procesos intrínsecos que suelen ser comunes. Se suele haber descuidado por una de las partes o por ambos, la relación.
Y es que, la misma exige un cuidado diario, algo parecido a las plantas de un jardín. Es frecuente que no se haya regado durante un tiempo. E incluso es común que si el otro jardinero no hace realmente bien su trabajo, el compañero también deje de hacerlo.
Por eso a menudo solemos escuchar en consulta frases como “yo antes intentaba hacer cosas para sorprenderle/a, pero como él/ella no lo hace nunca, he dejado yo también de llevarlo a cabo…”.
Y además, los problemas de comunicación suelen ser la piedra angular en la que se sustenta la crisis matrimonial. Dedicamos poco tiempo a hablar con la pareja, y cuando lo hacemos éste no suele ser correcto o adecuado.
Utilizamos más los adjetivos “eres un desastre, eres un/a desordenado/a…” en lugar de concretar ciertas conductas de forma más específica, de tal forma que podamos operativizar y saber qué es lo que realmente le molesta al otro para así tener margen para cambiar cierta acción en concreto.
⭐ ¿Por qué surgen dudas en el matrimonio?
Como anteriormente se citaba, las dudas aparecen de los problemas. Si no hay dificultades, es raro que me vaya a cuestionar ciertos aspectos.
Es común encontrar los siguientes condicionantes cuando hablamos de crisis matrimonial:
➡ Una mala racha en la pareja
A lo largo de nuestro periodo vital, atravesamos lo que comúnmente denominamos “rachas”; periodos buenos o malos de nuestro ciclo. A veces, todo se junta: pérdida de empleo de uno de los cónyuges, periodos de enfermedad, problemas familiares… y parece como si el tiempo se inmortalizara y no nos permitiera avanzar, y sólo viéramos la parte negativa de todo el proceso al no encontrar de forma sustancial una salida.
➡ Cambios en las ambiciones y deseos de algún miembro de la pareja
Como señalábamos, existen unos condicionantes que tienen que ver con los procesos individuales de cada uno. A veces, uno siente que necesita hacer otras cosas para crecer como persona e incluso, que ya a nivel personal no siente que quiera lo mismo que el otro.
➡ Dependencia emocional o ansiedad de separación
Uno de los factores que a veces hace perpetuar la duración de una pareja, a pesar de que ésta se encuentre en crisis, es la sensación de “no poder vivir sin la otra persona”, es decir, una sensación de dependencia emocional.
Puede pasar que la pareja siga años juntos a pesar de las dificultades, no solucionando ni siquiera éstas, con tal de no poner en cuestionamiento la posibilidad de separación como si fuera una alternativa más.
➡ Sentir atracción por otras personas
Es muy común que como humanos nos podamos sentir atraídos por terceras personas a lo largo de nuestra relación. Si, además le añadimos que nos podemos encontrar en pleno proceso de crisis matrimonial, aún es más plausible.
Sin embargo, la mayor parte de las parejas tienen como regla intrínseca, la fidelidad a la otra persona. Por lo que, si me siento atraída/o por alguien, es posible que a priori me pueda tambalear mi concepto de continuar con la relación.
A pesar de ello, es importante diferenciar el deseo o los pensamientos de las acciones, porque estas últimas sí que dependen de mí, en el sentido de que yo SÍ tengo control sobre lo que hago pero NO de lo que siento.
➡ Discusiones frecuentes
Toda pareja discute, porque es normal que haya ciertas desavenencias y criterios diferentes antes ciertas situaciones o momentos. De hecho, cuando una pareja no presenta ningún episodio de enfrentamiento, tampoco es bueno porque seguramente alguno de los miembros está delegando su criterio abnegado por el otro.
La clave radicaría en cómo resuelvo yo los conflictos con mi pareja, no tanto ya la frecuencia. Aunque esta última es uno de los pilotos que suele poner en jaque a los dos por el desgaste o la intensidad de las posibles discusiones.
⭐ ¿Se puede superar una crisis matrimonial?
La respuesta es afirmativa. Sí se puede superar una crisis matrimonial, pero para que los problemas puedan enfrentarse y tengamos el resultado esperado, es importante tener en cuenta los siguientes puntos:
➡ Tener claro lo que uno siente por su pareja
Tenemos que entender que las emociones no es algo que a priori podamos controlar. Si veo que mis sentimientos han cambiado, y que la otra persona no despierta en mí lo que debería teniendo en cuenta el paso del tiempo y las distintas fases de una pareja, es importante aceptar tales emociones entendiendo que éstas no se pueden cambiar conscientemente.
Al igual que sí existen sentimientos hacia una tercera persona que interfiere en que yo pueda seguir viendo a mi pareja conyugal de la misma forma en que él/ella me corresponde.
➡ Tiene que haber un compromiso por parte de ambos a cambiar
Si los dos nos ponemos a remar en direcciones diferentes, seguramente la barca en lugar de avanzar hacia nuestro objetivo, dé vueltas. Por tanto, es de suma importancia el considerar que no es una cuestión de culpables.
➡ Dejar a un lado los rencores
Muchas veces las personas nos entornamos en el pasado. Y es algo que no nos permite avanzar. Una vez que cada uno ha puesto sobre la mesa los errores propios y se ha trabajado sobre ellos, es importante que el resto lo dispongamos por cambiar el momento presente que es sobre lo que a día de hoy tenemos control.
Por tanto, evitar aludir de forma sistemáticamente a los errores que cada uno ha cometido en el pasado, porque es algo que muy frecuentemente solemos hacer en las discusiones.
➡ Acudir a terapia de pareja
Normalmente lo primero que suele intentar toda pareja es solventar las dificultades de forma autónoma probando las distintas técnicas personales que uno entiende que puedan ser adecuadas.
Sin embargo debemos de tener en cuenta que tales “técnicas” suelen estar sesgadas por la propia subjetividad de estar nosotros en escena siendo los personajes principales, por lo que, normalmente necesitamos de un profesional cualificado. Alguien externo que permita con objetividad evaluar cuáles son los problemas que presenta la pareja y cuáles son las herramientas necesarias para hacer frente a los mismos.
Por ello, se recomienda la terapia de pareja ya que, con toda seguridad, podrá ayudarnos en esta crisis matrimonial.
Una crisis matrimonial se puede superar, siempre y cuando la implicación de ambas partes y del terapeuta sea la adecuada, por ello, desde Psicomaster nos ponemos a tu disposición para ayudarte a solucionar tus problemas en pareja. Ponte en contacto con nosotros.
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