¿A qué se debe esta repentina desconfianza?
Entre los seis y los diez meses el bebé experimenta un cambio radical de comportamiento. Pasa de estar a gusto con todos, a no querer quedarse con nadie más que con sus padres.
Hasta ahora vuestro pequeño se mostraba contento y risueño con todo el mundo, pero desde hace poco, en cuanto alguien distinto a vosotros entra en escena, rompe a llorar con cara de susto. No interpretéis esta reacción como que vuestro hijo va a ser un niño tímido e insociable. Lo que le ocurre es que se encuentra en una etapa delicada, denominada “crisis de los extraños”, que se caracteriza porque, de repente y sin motivo, le asusta perder de vista a sus padres o estar en otros brazos. Es una fase por la que pasan todos los bebés, incluso los más sociables, entre los siete y los diez meses. Y se produce justo en este momento por varias causas:
– Porque en esta edad el pequeño se percata de que es independiente de su madre, y eso le hace sentirse vulnerable.
– Porque ya ha desarrollado un fuerte sentimiento de apego a las personas que más conoce, su madre y su padre, y teme perderlos si no los ve.
– Porque va ganando autonomía, algo que le entusiasma pero que también le produce mucha inseguridad.
– Porque ya tiene capacidad para anticiparse a los hechos y sabe que, si llega la cuidadora a casa, es porque tú te vas a marchar. Por eso llora en cuanto la ve entrar por la puerta.
En el próximo artículo el psicologo infantil nos habla del tratamiento a seguir en estos casos. No es un tratamiento con todas sus letras, pues esta etapa la pasan todos los niños sin excepción, pero podemos actuar de algunas maneras concretas y realizar pequeños trucos para que el niño se siente cada vez mejor y vaya perdiendo los temores.
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