Respuesta fisiológica de la fobia a la sangre
Quien tiene fobia a la sangre presenta un intenso miedo y evitación de situaciones en las que se pueda estar en contacto, tanto directo como indirecto, con sangre, inyecciones o heridas. Es muy frecuente en niños, donde se sitúa el inicio de la fobia, y puede ser muy incapacitante de cara a pruebas médicas necesarias para la salud y su prevención.
Lo más característico de esta fobia es la respuesta fisiológica que se da ante la sangre o estímulos relacionados, que es una respuesta en dos fases. En la primera se da un aumento de la tasa cardíaca y de la presión arterial, es decir, se produce una activación del sistema nervioso simpático, tal y como suele ocurrir en el resto de fobias; y en la segunda, de forma rápida y repentina, se produce lo contrario, una caída de la tasa cardíaca y de la presión sanguínea, lo cual puede producir el famoso desmayo o síncope vasovagal, tan temido por las personas que padecen esta fobia, donde lo que se produce es una rápida desactivación del organismo.
¿Cómo superar la fobia a la sangre?
Para empezar a tratarlo utilizamos en Psicomaster la técnica de “tensión aplicada” que ayudará a prevenir el desmayo y a poder afrontar la exposición a los estímulos relacionados con la sangre (heridas, inyecciones, pruebas médicas, etc.). Esta técnica consiste en aplicar tensión en los grandes grupos musculares: primero los brazos, manteniendo la tensión durante unos 10 segundos y relajar posteriormente, y este procedimiento se repetirá con los músculos de las piernas y del torso. Finalmente se tensan todos a la vez para después destensarlos.
Una vez aprendido este ejercicio, es importante ayudar a identificar aquellos síntomas internos que preceden al desmayo, como por ejemplo las palpitaciones, náuseas, sudoración acompañada de sensación de frío o calor, etc., que serán utilizados como señal para poner en marcha el procedimiento de tensión aplicada y prevenir así el desmayo.
El siguiente paso del tratamiento sería jerarquizar aquellas situaciones que tienen que ver con la fobia a la sangre, comenzando siempre por los más sencillos y menos fóbicos para llevar a cabo la exposición. En este tipo de fobia podemos utilizar primero imágenes, dibujos o fotografías, vídeos y posteriormente situaciones reales, por ejemplo ver cómo realizan un análisis de sangre a alguien en un hospital.
En el momento de la exposición a un análisis de sangre, podemos utilizar el procedimiento de tensión aplicada excepto en el brazo donde vaya a realizarse la venopunción, puesto que es necesario mantenerlo relajado.
Una vez que se haya aprendido a manejar la ansiedad ya no será necesario utilizar la tensión, pero si puede hacerse en el caso de notar los síntomas que preceden al desmayo para que éste no se produzca.
Artículo de Marta Bermejo Victoriano
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