El origen de la fobia social
La ansiedad social o la fobia social es un trastorno de ansiedad caracterizado por la aparición de un miedo intenso y excesivo cuando el individuo tiene que enfrentarse a situaciones en las que están presentes otras personas. Como consecuencia de ello acaba evitando cada vez más situaciones sociales, o permanece en ellas experimentando un alto grado de malestar.
Las personas que tienen fobia social por lo general comienzan a tener problemas para relacionarse desde la infancia o la adolescencia, desde que comienza su desarrollo en el ámbito social. Suelen ser niños muy tímidos, que les cuesta acercarse a jugar con sus iguales, y a veces también afecta a la relación con el adulto. En muchas ocasiones han vivido experiencias sociales traumáticas con los iguales o con los adultos, donde se han sentido ridiculizados. Estas situaciones son las que precipitan la aparición de la fobia social, no tanto por la situación en sí misma, sino por la predisposición que les crea a la hora de interpretar la realidad social. Empiezan a construir creencias negativas acerca de sí mismos, que generan un autoconcepto social poco realista. De esta forma que el niño trata de evitar exponerse a nuevas situaciones en las que pueda sentirse juzgado o criticado, perpetuando así el problema. También es habitual la transmisión de ideas negativas acerca del juicio de los demás por parte de figuras significativas, como factor predisponente para la aparición de este miedo excesivo.
La fobia social puede aparecer en distinta medida y con distinta intensidad, estando asociada a unas pocas situaciones o por el contrario a muchas, siendo este un factor importante como determinante de la gravedad del problema. De esta forma, hay algunas personas que experimentan cierto grado de ansiedad en situaciones concretas como hablar en público, ante un auditorio amplio, y por lo general no tienen problemas en otro tipo de interacciones. Otras personas tienen especial dificultad para relacionarse con individuos del sexo opuesto; otros presentan los síntomas de ansiedad cuando tienen que relacionarse con figuras de autoridad, etc. El problema se hace más grave cuando el número de situaciones en las que aparece la ansiedad es mayor, dado que la tendencia por lo general será a evitar cada vez en mayor medida cualquier interacción social, llevando a la persona aislarse.
En estos casos, buscar ayuda profesional a través de la terapia especializada en ansiedad en Madrid puede ser fundamental para aprender a manejar y superar estos desafíos que produce la fobia social
¿Por qué se mantiene la fobia social?
En la base del problema de fobia social por tanto se encuentran las creencias negativas. El miedo al juicio ajeno se hace mayor cuando la persona focaliza toda su atención en el propio comportamiento dentro de la interacción social, en lugar de centrarla en la interacción en sí misma, en la conversación o en escuchar al otro. De esta forma, las personas que tienen ansiedad social dedican gran parte de sus recursos mentales a valorar y juzgar, por lo general de forma negativa, sus propias verbalizaciones y su conducta. Algunos miedos que aparecen habitualmente son hacer el ridículo, cometer errores delante de otros, no saber expresarse, etc. Y las creencias negativas tienen que ver con una deseabilidad social excesiva, es decir, conceder demasiada importancia a lo que los demás piensan de uno mismo. Además, suelen valorar como excesivamente ridículos los comportamientos propios, o les conceden demasiado peso como representativos de su propio comportamiento, dedicando mucho tiempo a rumiar acerca de ellos.
Entre los síntomas fisiológicos que tienden a aparecen asociados a situaciones sociales se encuentran la sudoración excesiva, el temblor, aceleración del ritmo cardiaco, enrojecimiento facial, tartamudeo y bloqueos a la hora de hablar, etc. Muchas veces estos síntomas se convierten en el foco principal del problema, y es el miedo a su aparición lo que conduce a la evitación de situaciones sociales.
En cuanto al componente emocional de la fobia social, predominan los sentimientos de vergüenza, timidez, ansiedad, miedo al ridículo, etc. De forma secundaria y a largo plazo pueden aparecer tristeza e inseguridad.
Por tanto existe un componente comportamental, de evitación de situaciones sociales; un componente cognitivo, relacionado con los pensamientos negativos acerca de la propia actuación en situaciones sociales y con la focalización de la atención en el propio comportamiento; un componente fisiológico, relativo a los síntomas característicos como la sudoración excesiva o el temblor; y el aspecto emocional, que tiene que ver con el sentimiento de vergüenza por el propio comportamiento o los síntomas, la ansiedad y el miedo.
Cada uno de estos componentes tiene un papel característico en la ansiedad social. Así, las creencias negativas acerca del propio comportamiento y de la falta de capacidad para relacionarse (real o no), llevan a la persona a evitar las relaciones sociales. Estas conductas de evitación por otro lado, son responsables de mantener el problema. De hecho, al no exponerse a nuevas situaciones sociales, la persona reforzará su creencia negativa de la propia incapacidad para relacionarse, dado que no tendrá la oportunidad de comprobar que es errónea (o de mejorarla). Por último, las emociones negativas y los síntomas fisiológicos refuerzan del mismo modo las creencias negativas y el comportamiento de evitación, ya que paralizan a la persona a la hora de enfrentarse a las situaciones sociales.
La fobia social se trabaja mediante terapia cognitivo conductual, llevada por psicólogos en Madrid con muy buenos resultados, siendo importante comenzar el trabajo cuánto antes, evitando así que se extienda o se cronifique. Puede trabajarse en grupo o mediante terapia individual.
Artículo de Drissa-Elma Delkader Palacios (Psicólogos Madrid Psicomaster)
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