El origen de la ira y por qué la mantenemos
Cada uno de nosotros tenemos una forma de entender el mundo, la realidad y las cosas que nos pasan. Tenemos una serie de creencias y pensamientos sobre cómo deben ser las cosas, cómo debería actuar la gente y cómo debería ser la vida.
Uno de los errores más comunes de pensamiento que cometemos son los deberías, que implican imposición y exigencia, en uno mismo y en los demás, y pueden facilitar que se produzcan reacciones emocionales de enfado (rabia, ira…).
Por tanto, es importante hacer algunos cambios en nuestra forma de entender el mundo, cambiar lo que pasa por nuestra mente. La terapia psicológica es muy eficaz para desmontar los mecanismos que mantienen la ira y trabajar alternativas saludables.Es importante tener en cuenta que:
- Existen personas con puntos de vista diferentes al nuestro.
- Existen diferentes modos de entender y de hacer las cosas, lo cual nos enriquece.
- Si una persona plantea una opción diferente a la que creemos correcta, no lo hace para fastidiarnos, se trata de otro punto de vista y hay que respetarlo.
- No esperes a que los demás cambien o sean diferentes, los demás son como son, no son “como deberían ser”, no son “como nos gustaría que fuesen”.
- Tampoco podemos controlar los errores de los demás, por tanto es bueno aprender a aceptarlos tal como son, de lo contrario solo sentiremos frustración, odio y hostilidad.
- No impongas cómo tienen que ser las cosas y no exijas que los demás reconozcan que sólo tú tienes la razón.
- No levantes a voz, no insultes.
- Comunícate en primera persona: “yo siento, yo quiero…”, en lugar de “tú eres, tú me haces….” Los mensajes yo son un vehículo para transmitir nuestros sentimientos de manera respetuosa.
ERRORES DE PENSAMIENTO MÁS HABITUALES RELACIONADOS CON LA IRA/AGRESIVIDAD
Los deberías
Continuamente juzgamos el comportamiento de los demás, estos juicios se basan en un conjunto de reglas de cómo debería o no debería actuar la gente. Así pensamos que las personas que se comportan de acuerdo con nuestras normas son buenas y las que no, están equivocadas, o son malas. Damos por sentado que la gente debe conocer y aceptar nuestras reglas y cuando las rompen lo interpretamos como una ruptura deliberada de lo que es correcto.
Los deberías que utilizamos son nuestros valores y necesidades impuestos a alguien con valores y necesidades diferentes.
Una estrategia para combatir esto es PONERSE EN EL LUGAR DEL OTRO (empatía). Podemos preguntarnos lo siguiente:
- ¿qué necesidades o creencias tendrá para actuar de ese modo?
- ¿qué puede haber sucedido en su vida para que se comporte así?
- ¿qué miedos, problemas, educación, etc., tendrás para actuar así?
Los deberías que más influyen en las reacciones de enfado son los siguientes:
La creencia de tener derecho
Muchas veces confundimos las necesidades con deseos. Es bueno pensar:
“yo soy libre de querer, pero la otra persona es libre de decir que no; yo tengo mis límites y tú tienes los tuyos; tengo derecho a decir que no y tú también lo tienes; mis deseos no te obligan a satisfacerlos”
La creencia de la justicia
En las relaciones personales no existe ningún tribunal o árbitro que dictamine lo que es justo. Cuando decimos “esto no es justo”, confundimos nuestros deseos y preferencias con la justicia lo cual produce frustración. Para convivir con la frustración es necesario aprender a ajustar nuestras expectativas o lo que esperamos a la realidad, es decir, no esperar tanto ni tan rápido de la gente y de la vida.
Como estrategia de solución tenemos que descartar la idea de justicia y comenzar a NEGOCIAR con los demás si lo que queremos es posible tenerlo.
Los condicionales (Si…)
Pensar de manera condicional es: “si me quisiera saldría conmigo a pasear”, “si fuera un buen amigo me prestaría su coche”, “si ellos valorasen mi trabajo me darían un despacho mejor”, etc. Pero lo cierto es que no siempre los demás van a satisfacer nuestras necesidades totalmente.
Utilizar los condicionales puede ser una estrategia de manipulación porque puede que hagamos sentir mal al otro para conseguir lo que queremos, pero a largo plazo el resultado será que los demás terminen apartándose o evitándonos.
Podemos empezar a pensar así:
- Decepcionar a alguien no significa que no le queramos o respetemos
- Si alguien me decepciona porque no actúa como yo espero, eso no significa que no me aprecie
- Las necesidades del otro son tan legítimas como las mías, podemos negociar
La creencia de que liberar la ira es bueno
Se basa en la creencia de que la gente que nos hiere o causa dolor debe ser castigada. Funciona como una especie de revancha para cualquier injusticia percibida. La creencia implícita es que uno no es responsable de su dolor, son los otros los que nos hacen daño. Pero esto no es así porque somos responsables de nuestras experiencias de dolor, exteriorizar la ira destruye las relaciones y además la ira no nos lleva a conseguir lo que queremos, lo único que produce es frialdad, alejamiento y más ira a cambio.
En las situaciones en que algo nos moleste, en lugar de liberar la ira, podemos utilizar el comportamiento asertivo para pedir de forma adecuada un cambio de conducta en la otra persona. Por tanto, no se trata de “tragarse” en el enfado.
Culpabilizadores
Alguien nos ha hecho daño y le echamos la culpa a esa persona. La culpabilización hace que nos enfademos, que sintamos “ira” porque el responsable de nuestro sufrimiento es esa persona. El problema de la culpabilización es que niega la realidad de dos modos:
- Cuando culpabilizamos a alguien asumimos que no somos los responsables de nuestro sufrimiento, es el otro.
- Cuando culpabilizamos a alguien asumimos un mundo en el cual las personas hacen deliberadamente cosas malas.
ESTRATEGIAS A PONER EN MARCHA
- La serenidad permite afrontar los problemas con mayores probabilidades de éxito.
- Autoinstrucciones: que guíen nuestra conducta para ayudar a tranquilizarnos
“Venga tranquilo, respira hondo”
“No se consigue nada enfureciéndose, sentirme inquieto no me va a ayudar en nada”
“Vamos a ver, ¿qué quiero conseguir de esta situación?”
“Voy a permanecer sereno y no voy a hacer juicios de esa persona”
“Voy a tener un poco de paciencia”
“Irritado lo único que voy a conseguir es que esta situación se mantenga más tiempo”
- Parar el pensamiento negativo utilizando la distracción.
- Tomarnos un tiempo, alejarnos un rato de la persona o situación desencadenante de mi ira. Aceptar que estamos enfadados y que se pasará e intentar distraernos y calmarnos (caminar, correr, esfuerzo físico, relajarse, pensar en algo agradable) para poder analizar después lo ocurrido y solucionarlo bien. No hay que recrearse en los pensamientos de ira, ni malgastar el tiempo buscando argumentos. Es importante, si vamos a algún sitio, saber dónde, cuánto tiempo e informar así a la otra persona.
¿Te ha parecido interesante este artículo? Puedes darnos tu valoración:
Psicomaster
“Nuestro equipo se compone de varios psicólogos en Madrid capital de orientación Cognitivo Conductual, Terapia de Aceptación y Compromiso, EMDR y Servicio de Psiquiatría. Un equipo de especialistas titulados con varios master de formación, experiencia y altamente cualificados.”
INDUDABLEMENTE LA IRA NOS DESEQUILIBRA, NOS OBNUBILA, NO NOS DEJA PENSAR OBJETIVAMENTE, OBRAMOS POR IMPULSOS, DESPROVISTOS DE RAZONAMIENTO, Y EL RESULTADO ES MAS IRA Y MAS INCOMPRENSION
Me ha encantado el artículo. Me sirve para tener en cuenta muchas instrucciones que me demanda el día a día ya que, frecuentemente, hay situaciones cotidianas que no resuelvo adecuadamente. Muchas gracias.