¿Qué es la Mediación Familiar?
La Mediación Familiar es un método para la solución de conflictos. Las partes implicadas en el conflicto llegarán a consenso y solución con menor coste emocional y tiempo de sufrimiento, siendo capaces de dialogar y comunicarse, respetándose mutuamente.
En este proceso les ayudará la figura de un mediador familiar, experto en estos temas. Les guiará en dicho proceso.
Muchas veces La Mediación Familiar se vive como una última oportunidad para resolver el conflicto de la mejor manera posible, sin tener que llegar a juicio, de manera amistosa. A veces la Mediación es la oportunidad de solucionar las “cosas” a tiempo, sin necesidad de llegar más allá.
Si se piensa que aún se puede dialogar, que aún es posible alcanzar acuerdos, se debe recurrir a la Mediación Familiar.
Por qué es importante y necesaria la Mediación Familiar
En España la media es de 400.000 divorcios anuales, según datos obtenidos en el primer trimestre del 2018. España es el segundo país de la unión europea donde hay más divorcios anualmente y lo más significativo es que 150.000 niños se ven perjudicados por el divorcio de sus padres.
Si ya es difícil comunicarnos y negociar en circunstancias “normales”, será aún más complicado hacerlo en situación de crisis.
Por estos y otros motivos será tan importante el proceso de Mediación Familiar y la figura del Mediador.
Si bien en los años 60, en EEUU, se desarrolló dicho proceso para actuar en procesos de separación y divorcios, actualmente la Mediación se aplicará y será efectiva en todos aquellos conflictos familiares en los que se requiera.
Casos en los que procede llevar a cabo Mediación Familiar
Algunos de los casos más comunes y en los que mejor resultados se obtienen serán:
• Problemas en la relación familiar con los hijos
• Conflictos entre los diferentes miembros causados por problemas económicos, herencias, …
• Problemas ocasionados por la falta o mala organización para asumir el cuidado de un miembro discapacitado, anciano,…
• Proceso de divorcio o separación. La mediación será conveniente:
– si se está en proceso de divorcio y se quiere hacer con el menor coste emocional, mejor resolución de conflicto y menor perjuicio. Todo ello preservando la integridad, a todos los niveles, de los hijos, en caso de que los haya. Y llegando a acuerdos económicos de bienes en común, en caso de que también los haya.
– si el divorcio se produjo hace tiempo y se quieren revisar y/o modificar las condiciones. Todas las circunstancias, siempre con la ayuda de una figura neutral y experta en dichos temas, el Mediador.
Cómo se lleva a cabo el proceso de Mediación
Los miembros de la familia tendrán que solicitar voluntariamente la participación de un Mediador especializado para que este, mediante el proceso de mediación, les ayude a negociar. A través de estas negociaciones llegarán a acuerdos consiguiendo así ahorrarse tiempo de sufrimiento (el proceso de mediación no suele llevarse a cabo en más de 9-10 sesiones) y asegurándose de que los acuerdos a los que se lleguen serán consensuados por todas las partes y beneficiosos para todos, gracias también al papel imparcial y objetivo de la figura del mediador.
El diálogo y el respeto serán el vehículo necesario y únicamente permitido para la búsqueda de soluciones. Y el compromiso por parte de los miembros de la familia será requisito indispensable para poder llevar a cabo el proceso de Mediación.
Más de un 80% de los usuarios del proceso de Mediación terminan satisfechos, con una buena opinión al respecto, y sintiendo que ha sido ayudado de una forma eficaz, sufriendo menor coste emocional y alcanzando las mejores soluciones posibles en el menor tiempo.
El conflicto ha existido siempre, el hombre vive en el ámbito social y por ello sus intereses y necesidades dependen necesariamente de aquellos que le rodean y con los que convive. Esto significa que cuando dos o más personas persiguen el mismo objetivo u objetivos contrapuestos, no sea posible una colaboración y aparezcan los desacuerdos y así pues, los conflictos.
En el mundo occidental la justicia es la forma de resolver dichos conflictos. En estos casos la justicia suele dar la razón a una de las dos partes, quitándosela por tanto a la otra.
El Mediador sería la solución. Un profesional que actúa como intermediario y que ayuda a tomar decisiones, y resolver conflictos de forma consensuada y equilibrada para ambas partes, en un marco de respeto, dialogo y colaboración, por parte de los miembros.
El Mediador no solo guiará y será intermediario en el proceso, sino que también informará a la familia de:
– todos aquellos recursos que puedan ser necesarios y útiles
– aspectos relacionados con la legislación sobre la familia, los menores…
– la regulación jurídica de la Familia y el marco jurídico sobre la separación y el divorcio
– otros aspectos importantes a tener en cuenta en dicho proceso
Terapia familiar, definición y diferencia con el proceso de Mediación
La Terapia Familiar es el tipo de intervención terapéutica centrada en la familia. El objetivo fundamental será intervenir en la familia para dotarla de recursos con la finalidad de poder resolver los conflictos existentes, las conductas negativas y/o desadaptativas y sanear los vínculos si estos ya fueran, o pudieran llegar a ser, nocivos para los propios miembros.
En la Terapia familiar, con frecuencia hay que buscar en el pasado posibles causas del problema, la detección e identificación del conflicto será necesaria, y por último, el trabajo enfocado en la intervención para la adquisición de herramientas y estrategias adaptativas será fundamental para apostar por un futuro libre de conflicto.
La Mediación Familiar en cambio se centrará en el momento actual, el objetivo será la solución del conflicto existente para llegar a acuerdos beneficiosos para todos los miembros. La intervención terapéutica como tal no será necesaria en este proceso concreto.
De una Terapia Familiar podrá surgir la necesidad de una Mediación Familiar y una Mediación podrá derivar en la necesidad de una intervención terapéutica Familiar o incluso en muchas ocasiones, en la necesidad de una terapia individual.
La terapia de pareja, y por tanto la evaluación de la problemática conyugal y la pertinente intervención, es recomendable para todas aquellas parejas que teniendo problemas de diversas índoles, desean intentar resolver esa crisis por la que están pasando. La terapia de pareja estaría indicada también para aquellas parejas que, estando a punto de romperse o divorciarse, se quieren dar una última oportunidad.
Si finalmente la decisión de la separación o divorcio se hiciese efectiva, contar con el recurso de la Mediación Familiar hará que el duro proceso sea menos doloroso, por llevarlo a cabo de una forma más efectiva, equitativa y meditada, ayudado por un profesional.