¿En qué consiste la flexibilidad cognitiva?
“¿Por qué nunca me siento tranquilo?” “¿Por qué no suelo comprometerme con lo que me propongo?”, “Si yo me se bien la teoría pero luego no lo hago…”.
Nuestra mente es una experta en traer el pasado y el futuro a nuestro presente una y otra vez y saber cómo funciona nuestra mente, es importante para poder darse cuenta de las estrategias y autoengaños que, con frecuencia, trama nuestro cerebro para tolerar mejor la incertidumbre. Gracias a éstos y al uso del lenguaje, el ser humano ha podido evolucionar como ninguna otra especie y de ahí, la ciencia y el progreso pero en paralelo, también es responsable de nuestra tendencia al sufrimiento innecesario.
Asimismo, nuestros procesos mentales son limitados y para poder adaptarnos a la complejidad de nuestro entorno, tanto la atención como la memoria son limitadas, convirtiéndose así nuestra mente en una auténtica caviladora y experta en categorizar y buscar coherencia compulsivamente aunque sea sin contrastar con la realidad.
Partiendo por tanto, de una mente que limita la realidad inevitablemente se añade a esto el aprendizaje que cada uno haya ido mamando a través de su experiencia, dando lugar a nuestros esquemas mentales. Éstos pueden ser más o menos rígidos o flexíbles.
Supongamos que existiera un ente que fuera un “controlador de perspectivas” y te propusiera el siguiente trato: Te puedo dar únicamente un solo tipo de flexibilidad: O bien puedo concederte la oportunidad de que las circunstancias que te rodean sean más cómodas, pero tú seguirás siendo igualmente exigente contigo mismo; o bien te concederé flexibilidad en tus exigencias, te tratarás mejor a ti mismo, aunque tu situación exterior seguirá siendo la misma”.
La primera de las opciones haría referencia a la inflexibilidad psicológica, en forma de exigencia permanente, sería como tener la mente “en alerta” aunque no haya ningún peligro ni amenaza presente ni a la vista, y la segunda opción vislumbra lo que sería la capacidad de flexibilidad psicológica, facilitando una actitud adaptativa y no rígida ante las dificultades o el cambio.
Factores psicológicos que hacen posible la flexibilidad psicológica
- Atención flexible: Cuando mantenemos una atención flexible no nos estamos enroscando en un diálogo interno basado en aspectos del pasado ni en anticipaciones y elucubraciones sobre el futuro. En ocasiones vamos caminando o hacemos actividades como con el piloto automático, sin enterarnos de lo que tenemos delante, de sentirlo y vivirlo, sin centrarnos en el momento presente, de lo que nos está ofreciendo y de pensar en su sentido. Es importante saber traer nuestra atención y mente al momento presente y que nuestra forma de interpretar la situación presente sea lo más objetiva posible. A través de la práctica del Mindfulness, cada vez más extendido en nuestra cultura, permitimos una mayor flexibilidad a nuestra atención y juicio mental.
- Valores personales: Cuando nos encontramos dificultades en el camino para afrontar un objetivo o una situación presente, siempre tenemos la opción de elegir la dirección que nos orienta hacia aquello que tiene valor y es importante para nosotros o elegir huir de lo que no nos gusta. El miedo, la tristeza o la ansiedad son emociones que tienen su razón de ser pero, en ocasiones, cuando nos identificamos demasiado con ellas o no son coherentes con la situación, nos alejan de aquello que de verdad queremos conseguir o ser honestos con nosotros mismos.
- Compromiso con la acción: Mostrarnos también flexibles a la hora de valorar nuestra actitud ante nuestros objetivos es básico, ya que en ocasiones podemos mostrar rigidez a la hora de valorar el proceso (valorar sólo el resultado y no dar ningún valor al proceso y esfuerzo, sólo prestar atención a los errores o problemas y no a las potencialidades) o considerar que un objetivo es imposible ante cualquier tipo de dificultad o malestar, viéndolas como barreras o impedimentos en vez de obstáculos dando lugar a excusas constantes.
- Yo cómo contexto: consiste en la capacidad de ponerse desde una perspectiva de observador para darnos cuenta de que nuestros procesos mentales son sólo productos de nuestra mente y no hechos ni realidades objetivas que nos definan. La práctica de la meditación o mindfulness de manera habitual proporciona la habilidad para facilitar esta difícil perspectiva, ya que durante la misma, simplemente nos mantenemos atentos a todo aquello que aparezca en nuestra mente, sin evitarlo ni juzgarlo, siendo conscientes de nuestra propia conciencia y de su fluir.
- Defusión: de la mano de la idea del “yo como contexto”, la flexibilidad mental depende también de no tomar al pie de la letra el contenido de nuestros pensamientos y considerarlo simplemente como un pensamiento. Un ejercicio muy sencillo que muestra claramente la idea de no fusionarse con nuestros pensamientos es decirme a mí mismo “Estoy teniendo el pensamiento de….”, por ejemplo: “Estoy teniendo el pensamiento de que mi trabajo es un fracaso”. Este pequeño matiz, cambia la perspectiva y permite un cierto distanciamiento de los pensamientos, permitiendo una mayor flexibilidad a la hora de valorar las situaciones.
- Aceptación: Aquí nos referimos a la capacidad de abrirse camino al malestar y a aquellas sensaciones, emociones o pensamientos desagradables o molestos, en lugar de dedicar nuestro tiempo y energía a combatirlos, máxime cuando éstos son inevitables y forman parte del camino hacia aquellos objetivos que son importantes para nosotros. El camino a nuestra verdadera felicidad requiere ser flexible, ya que no siempre será cómodo y fácil el proceso pero si somos tolerantes con los posibles inconvenientes y tenemos claro aquello que es importante para nosotros, nuestros valores, podremos lograr la madurez emocional, perspectiva y confianza necesarias para lograrlo.
Muchas de las personas que deciden acudir a terapia sienten que están atrapadas en círculos viciosos de los que saben que quieren salir pero no saben cómo, normalmente porque hay creencias rígidas que han aprendido pero que ya no son adaptativas y no les están ayudando a alcanzar sus propósitos. Nuestro equipo de psicólogos puede ayudarte a encontrar una nueva forma de afrontar la vida, acompañándote en todo el proceso de cambio.
Artículo de Marta Fernández Gutiérrez
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