Obsesiones: pensamientos repetitivos, persistentes, intrusivos, que nos invaden nuestra mente y que no podemos controlar….
Todos en distinta medida tenemos al cabo del día experiencias con este tipo de pensamientos. Sin embargo, tales características pueden provocar la interferencia en nuestro funcionamiento diario, lo cual merece especial dedicación y la búsqueda de una solución.
No cabe duda que hay dos capacidades psicológicas superiores que definen al ser humano y que lo distinguen de otras especies: el pensamiento y el lenguaje. Sin embargo, tales ventajas evolutivas son también el origen del sufrimiento humano desde el punto de vista cognitivo. No se entenderían muchas de las preocupaciones y obsesiones de la sociedad actual, si no se pudieran encuadrar bajo la óptica de las palabras: “me va a pasar algo”, “tengo algo malo”,”voy hacer daño a las personas que quiero”…
Desde luego vivimos en la sociedad del placer, y por ende, del control. «Quiero dejar de pensar»,» quiero dejar de sufrir» , «quiero dejar de actuar así…» y tratamos de poner en marcha ciertos mecanismos que van encaminados a la persistencia de encontrar el equilibrio y alcanzar el bienestar. Nos dirigimos hacia la píldora de la felicidad, a eliminar en el menor tiempo posible el sufrimiento.
¿Cómo funcionan las obsesiones? Piensa en una pantera verde…
Insto al lector a que piense en una pantera verde….ahora que lo ha visualizado, ¿puede dejar de pensar en ello? Y si le digo que visualice un limón con todas las características que lo conforman (textura, color, sabor…) ¿puede dejar de pensar en el mismo?
El ejercicio presentado no es más que un ejemplo de hasta qué punto no podemos controlar ciertos pensamientos, una vez que saltan y se integran en un momento dado en nuestra conciencia. Y meramente cuanto más queremos dejar de pensar, más pensamos, y cuanto más queremos dejar de sentir, más sentimos. Entender esto es clave para el tratamiento psicológico de las obsesiones.
Por lo tanto, puede que la estrategia que hayamos utilizado hasta ahora no sea la adecuada.
¿Qué podemos hacer para resolver esas obsesiones?
En primer lugar entender que el primer paso es la aceptación en contra del control de tales eventos privados. No se trata de eliminar nuestros pensamientos (porque lo único que conseguiríamos sería incrementarlos), sino de aceptar que están ahí y aprender a vivir con nuestros pensamientos. Al igual que alguien que pierde un miembro del cuerpo, aunque no cabe duda que el proceso de aceptación entrañe en él sufrimiento, el aprender a vivir de tal modo, le permitirá poder disfrutar de los demás elementos que le mantienen vivo.
En segundo lugar, para aceptarlos, es necesario conocer la importancia de la desliteralización del pensamiento, en lo que concierne a considerar que no todo lo que pensamos puede corresponderse con la realidad. Es decir, tendemos a asumir que nuestros pensamientos nos definen y se integran en nuestro yo. Sin embargo, nuestra propia evidencia nos refleja que éstos van cambiando a lo largo de la vida. Ahora mismo nuestra opinión puede no tener nada que ver con la que teníamos hace veinte años; igual que lo que pensamos que vamos hacer puede que no se equipare con lo que finalmente vayamos a llevar a cabo. No es lo mismo pensar que actuar o desear. Dejemos de evaluar los pensamientos que tenemos, por extraños que parezcan, cómo algo indeseable y que no deberíamos tener.
Para afrontar esas obsesiones es importante ser conscientes que no tenemos que darle credibilidad a todos los pensamientos que nos invaden de forma intrusiva, además de entender que no somos únicamente lo que pensamos, sino que hay algo que permanece a todos nuestros pensamientos, sentimientos, emociones, conductas…NOSOTROS.
Finalmente, a través de técnicas de exposición con prevención de respuesta guiadas por un profesional, podremos aprender a resolver esas obsesiones y que pensar ya no constituya sufrimiento, miedo y ansiedad e interfiera igualmente en nuestro quehacer diario.
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