Durante este verano se han realizado las pruebas de oposición para cubrir las plazas de maestros y de profesores de secundaria. Sólo en la Comunidad de Madrid, se han decidido a opositar casi 23000 aspirantes a plazas de maestro y más de 9000 a plazas de profesor de secundaria para 660 plazas convocadas en total.
Esto es solo un ejemplo del número de personas que puede decidirse a opositar ahora mismo en España. Teniendo en cuenta la situación económica por la que actualmente está pasando nuestro país, es lógico que muchas personas dediquen mucho esfuerzo, tiempo y esperanzas a conseguir una de las tan ansiadas plazas, que significará trabajar, tener un sueldo pero, sobre todo, seguridad.
Tomar la decisión de opositar no es fácil, hay que valorar pros y contras, hay que contárselo a los demás con lo que puede conllevar escuchar opiniones que no sólo sean de aprobación y apoyo, y sobre todo, hay que elaborar un plan de acción.
Ese plan de acción podrá ser diferente según los casos. En unos con academia, otros con preparador, otros por su cuenta, pero todos con la necesidad de un gran sacrificio. Opositar es muy duro. Hay que estudiar mucho y todos los días son muy parecidos hasta convertirse en casi iguales.
La monotonía y la rutina, el aislamiento social y la falta de refuerzo serán los grandes enemigos del opositor. Éste, en un principio estará muy motivado pensando que una de esas plazas convocadas será suya, será el motor que le haga también pensar que podrá ser capaz de conseguir todo aquello que se haya propuesto. Conforme pasa el tiempo pueden sucederse las diferentes crisis personales y dudas sobre si la decisión que tomo sobre opositar, sería la correcta. El tiempo pasa y con él puede aumentar el aburrimiento, la presión, el grado de autoexigencia, la inseguridad, la sensación de pérdida de control, las dudas sobre la capacidad de uno mismo, la falta de ilusión y motivación, el miedo al fracaso, angustia y la ansiedad. Hay personas que en vísperas del examen presentarán problemas de sueño, otros que no podrán comer y algunos todo lo contrario. Su estado de ánimo se puede ver alterado siendo, en ocasiones, muy inestable y su pensamiento puede estar caracterizado por la anticipación negativa, la dicotomía o la obsesión entre otros rasgos.
Pero llegará el examen y si aprueba,entonces todo habrá merecido la pena. La alegría será generalizada y la etapa de opositor será considerada como una época llena de connotaciones positivas, pasando los sinsabores a un segundo plano tras el éxito alcanzado.
El problema residirá en la otra posibilidad, cuando se suspende. Es en ese momento cuando muchas personas se hunden emocionalmente y pesan más aquellas atribuciones negativas personales que en algún momento haya podido pensar, que cualquier otro aspecto. Considerará que su esfuerzo no ha merecido la pena, que ha perdido el tiempo y cobrará más importancia todo aquello que considere que podía haber hecho y no realizó. Es normal que piense que no se repondrá, que todo le parezca tan malo y negativo que será imposible que pueda cambiar, pero esto no es verdad.
Opositar: Recuperando el equilibrio psicológico
Uno deberá pensar en otras alternativas y para ello lo primero debe ser descansar e intentar tranquilizarse, para así poder analizar la situación con mayor objetividad y de esta manera poder tomar decisiones. Controlar el nivel de ansiedad será fundamental para poder encontrarse mejor, poder manejar los pensamientos negativos y poderlos alejar de uno mismo, junto al sentimiento de fracaso.
Sólo desde esta situación más objetiva y tranquila, se podrán sacar conclusiones de cuáles podrían ser las lecciones aprendidas de la situación vivida para poder aplicarlas en un nuevo proyecto de futuro.
Será importante saber qué factores han contribuido a no lograr esa plaza, cuáles han sido las causas, qué se ha aprendido de la situación y qué se podría hacer para mejorar, incluso para aumentar las opciones para aprobar en una próxima oportunidad de oposición.
En ocasiones todo lo anteriormente descrito hace que la persona se desestabilice emocionalmente y tenga consecuencias en todas sus áreas vitales. Acudir a un especialista que le pueda ayudar a enfocar las cosas de un modo saludable, reducir la autocrítica desproporcionada, recuperar la confianza, retomar el rumbo de su vida y crear nuevos objetivos, ilusiones y metas será muy pertinente.
Artículo de Marta Camacho Calvo
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Marta Camacho Calvo
Experta en EMDR Nivel I y Nivel II por la Asociación EMDR Europa
Experto en Mediación Familiar por la UNED
Miembro de la Asociación EMDR-Europa
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