Actualizado por última vez el 22 agosto, 2025
Redactado por Pablo Ortega Astola
Los problemas de conducta o conductas disruptivas se dan con bastante frecuencia en la infancia y requieren un manejo adecuado por parte del entorno, tanto de los padres, educadores y maestros como del resto de la familia. Se trata de uno de los motivos más habituales en consulta de psicología infantil, siendo a veces difícil diferenciar lo que resulta patológico de lo que forma parte del desarrollo normal de los niños.
¿Cuándo son problemas de conducta y cuándo es normal para su edad?
El manual de diagnóstico DSM-V TR define el trastorno negativista desafiante como un patrón de enfado o irritabilidad, con discusiones y actitud desafiante o vengativa.
Como ocurre en psicopatología, un comportamiento puede considerarse patológico o no dependiendo de la frecuencia y la duración con la que ocurra, así como de su persistencia en el tiempo.
En general, los problemas de conducta se consideran patológicos cuando:
- Se dan casi todos los días en niños menores de 5 años.
- Se presentan al menos una vez a la semana en niños mayores de 5 años.
- Persiste durante 6 meses o más.
Los problemas de conducta se consideran de mayor gravedad si aparecen asociados a más de un entorno. Es decir, no es lo mismo un comportamiento que aparece en cualquier contexto donde el niño se relaciona con otras personas a un problema asociado únicamente a su comportamiento en casa, por ejemplo, siendo capaz de respetar las normas en la escuela.
Ejemplos de conductas normales y conductas problemáticas
Para diferenciar lo patológico de lo que forma parte del desarrollo, también se debe considerar la gravedad de los problemas de conducta y si desaparece de forma espontánea con el tiempo.
- Ejemplo de problemas de conducta leves: el niño se niega a obedecer ciertas peticiones (vestirse, preparar la mochila, hacer deberes, etc.).
- Ejemplo de problemas de conducta graves: agresividad o violencia hacia iguales o hacia adultos.
Además hay que tener en cuenta que existen comportamientos que, aunque pueden considerarse retadores, forman parte de algunas etapas evolutivas en el desarrollo de los niños. Por ejemplo: cuando aprenden a decir “no”, cuando desafían las normas para negociar con los padres y conseguir sus deseos, etc.
Causas de los problemas de conducta en la infancia
El comportamiento de los niños (con independencia de los aspectos atribuibles al temperamento y a causas biológicas) está en gran medida determinado por aprendizajes adquiridos a lo largo de su historia de desarrollo.
1. Influencia de las figuras de autoridad
Podemos entender la conducta infantil como el resultado de una serie de influencias que constituyen esos aprendizajes. En este sentido, las figuras de autoridad (que suelen ser los padres y educadores) representan un papel fundamental, actuando como modelos en su comportamiento y fuente de referencia en cuanto a normas y límites. Además, son los que determinan las consecuencias de las conductas de los niños en forma de premios y castigos.
2. La hipótesis de la coerción (Patterson, 1982)
Esta hipótesis ayuda a entender las razones por las que un niño mantiene su mal comportamiento. Cuando hay una discusión familiar en la que los padres piden que haga alguna de sus tareas (ordenar su habitación, estudiar, etc.), el niño puede retar a los adultos o negarse a hacer lo que le piden. De esta manera, evita hacer algo que para él es desagradable o no quiere hacer.
Con el tiempo, el niño puede empezar a aumentar su nivel de agresividad ante la petición del adulto o ante el intento de poner algún límite. Al principio, la respuesta agresiva puede ser verbal únicamente, pero puede acabar convirtiéndose en amenazas, intimidaciones mediante golpes a objetos o incluso llegando a la agresión física a los progenitores.
Si los padres responden cediendo y permitiendo que el niño no haga lo que se le pidió (tareas de la casa, deberes del colegio, etc.), el niño habrá entendido que esa escalada de agresividad es eficaz para evitar hacer algo que no quiere, favoreciendo de esta forma los problemas de conducta.
3. Atención inadecuada del entorno
Los problemas de conducta también se mantienen debido a la atención que presta el resto de la familia al niño. Aunque pueda resultar contradictorio, tal vez el niño se sienta reforzado en su conducta dominante y agresiva o retadora por el simple hecho de recibir atención. En estos casos, la familia deja lo que está haciendo, interrumpiendo sus actividades o conversaciones aunque sea para regañar al niño.
Contextos en los que aparecen los problemas de conducta
Los problemas pueden limitarse al ámbito familiar o extenderse a otros contextos como el escolar o social. Por ello, diferentes personas pueden describir de manera muy distinta al mismo niño.
Esto se debe a que las consecuencias que tienen los niños por su comportamiento en diferentes entornos no siempre son las mismas. Es bastante habitual que en casa los padres sean más permisivos con las normas y los límites que en la escuela, aunque también puede suceder al contrario.
Cómo gestionar los problemas de conducta en casa y en la escuela
Teniendo en cuenta toda esta información y mediante pautas concretas para aplicar en casa y en el cole, es posible ayudar a mejorar el comportamiento de los niños.
En estas situaciones, el papel de los padres es fundamental:
- Establecer acuerdos claros con el niño sobre las normas.
- Explicar las consecuencias de cumplirlas o no hacerlo.
- Mantener la consistencia en la aplicación de límites.
La participación del entorno (padres, familia y escuela) es esencial para mejorar los problemas de conducta. Esto sucede porque es precisamente ese entorno el que interactúa diariamente con el niño, quien tiene el papel de aplicar consecuencias a su comportamiento, negociar con él, enseñarle a respetar normas, a cumplir con sus responsabilidades y, así, lograr una mayor adaptación.
¿Cuándo se debe acudir a un profesional?
Si los problemas de conducta son persistentes, graves o interfieren en el día a día familiar y escolar, puede ser necesario acudir a un psicólogo infantil. Un profesional ayudará a los padres a comprender el origen de las conductas, aplicar estrategias eficaces y mejorar la convivencia familiar.
Consulta más información sobre nuestro tratamiento para problemas de conducta y ponte en contacto con nosotros
Preguntas frecuentes sobre los problemas de conduca en niños
¿Cómo identificar a un niño con trastorno de conducta?
Un niño con un posible trastorno de conducta se caracteriza por comportamientos persistentes, repetitivos y graves que afectan a su vida familiar, escolar y social. Algunas señales de alerta son:
- Desobediencia constante y negativa a cumplir normas.
- Rabietas intensas o frecuentes más allá de lo esperado para su edad.
- Agresividad física o verbal hacia padres, hermanos, compañeros o profesores.
- Mentiras, manipulación o actitudes vengativas.
- Escasa empatía o falta de remordimiento tras causar daño.
La diferencia clave con las conductas normales del desarrollo está en la intensidad, frecuencia y duración de estos comportamientos. Si los problemas se mantienen durante más de seis meses y afectan a varios entornos (casa, colegio, relaciones sociales), es recomendable acudir a un psicólogo infantil.
¿Cómo ayudar a un niño que tiene problemas de conducta?
El primer paso es establecer normas claras y coherentes en casa, manteniendo siempre la misma respuesta ante una conducta inadecuada. Algunas pautas útiles son:
- Reforzar las conductas positivas con elogios o recompensas.
- Evitar ceder ante rabietas o actitudes agresivas.
- Aplicar consecuencias inmediatas y proporcionales a la falta cometida.
- Predicar con el ejemplo: los niños aprenden observando a los adultos.
- Coordinarse con la escuela para mantener los mismos límites en todos los entornos.
En casos en los que el comportamiento sea muy disruptivo o difícil de manejar en casa, lo más recomendable es buscar apoyo profesional. Un psicólogo infantil puede enseñar a los padres técnicas eficaces de manejo conductual y ayudar al niño a desarrollar autocontrol, empatía y habilidades sociales.
¿Cuándo preocuparse por el comportamiento de un niño?
Es normal que los niños tengan etapas de rebeldía, desobediencia o rabietas, especialmente en la primera infancia y la adolescencia. Sin embargo, conviene preocuparse y consultar con un especialista cuando:
- Los problemas de conducta son frecuentes e intensos.
- Se prolongan durante más de seis meses.
- Afectan a varios ámbitos: casa, escuela, amistades.
- Dificultan el aprendizaje o la convivencia familiar.
- Incluyen conductas de riesgo como violencia, amenazas o destrucción de objetos.
En estos casos, una intervención temprana es clave para evitar que los problemas se agraven y mejorar el bienestar del niño y de toda la familia.

Pablo Ortega Astola
Psicólogo colegiado M-37146
Experto EMDR Nivel I por la Asociación Europea de EMDR y Nivel II por el instituto Imaya. Certificado de Especialista en Mediación Civil, Mercantil, Familiar y Laboral por IEM Máster en psicología infantil y juvenil por el Instituto Superior Europeo de Barcelona. Máster atención temprana por el Instituto Superior Europeo de Barcelona
Perito grafólogo y calígrafo inscrito la unión interprofesional de Peritos de Madrid. Graduado en Criminología. Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Europea de Madrid. Licenciado en Psicología por la Universidad Europea de Madrid





