“El secreto de la salud para la mente y el cuerpo reside en no lamentarse del pasado, no preocuparse por el futuro y no anticipar los problemas, sino en vivir el momento presente seria y plenamente”
Buda
Todos conocemos la importancia de vivir el momento presente, sin embargo, ¿cuántas veces en el día te descubres con la mente puesta en otro lugar? Y es que, en muchas ocasiones, vivimos desconectados de nuestro presente para conectarnos a nuestro pasado o nuestro futuro. En este artículo os vamos a hablar de la ansiedad anticipatoria, o dicho de otra manera, de cuándo vivimos conectados en un futuro que nos angustia.
Entonces… ¿qué es la ansiedad anticipatoria?
Podríamos definir la ansiedad anticipatoria como la angustia provocada por el miedo a una situación futura. Dicha situación varia en cada persona, y en gran medida, va a depender de cómo de capaz o incapaz se siente la persona de afrontar la situación temida.
Para explicar un poco más como funciona, lo haré a través de un ejemplo:” Imagina que María sale a correr todas las mañanas, mientras corre sus músculos se activan, su corazón y su respiración se aceleran, puede sentir debilidad, cansancio e incluso un ligero mareo al terminar. Son respuestas normales del cuerpo ante el ejercicio físico por lo que, probablemente, lo interprete como consecuencia del ejercicio físico y, por tanto, como algo no amenazante.”
Ahora imaginad que el hermano de María ha sufrido un infarto recientemente: “Cuando María va corriendo y empieza a sentir esos mismos síntomas que ha sentido otras veces no los interpreta de la misma manera, sino que en su mente aparece un pensamiento amenazante que ha rondado por su cabeza desde que su hermano tuvo el infarto: “¿Y si me pasa a mí?” De repente, lo que antes eran para ella reacciones normales al ejercicio físico, se convierten en terribles amenazas: la posibilidad de tener un infarto. En su mente se forman con rapidez imágenes que le aterran. Se ve a sí misma tirada en el suelo, en mitad del campo, sin que nadie pueda ayudarla y ya, no solo tiene miedo a tener un infarto, sino también a morir. Ante esta serie de pensamientos que aparecen en la cabeza de María, acabará apareciendo ansiedad.”
Si a partir de ese momento, cada vez que María piensa en salir a correr y aparecen estos pensamientos, se desarrollará una respuesta de ansiedad anticipatoria.
Principales síntomas de la ansiedad anticipatoria
Los síntomas de la ansiedad anticipatoria pueden variar de una persona a otra, así como su frecuencia e intensidad. No obstante, los síntomas más comunes son los siguientes:
- Taquicardia
- Sensación de falta de aire o ahogo
- Presión en el pecho
- Dolor de estómago o digestiones pesadas
- Dolor de cabeza o dolores musculares
- Sensación de embotamiento
- Dificultad para concentrarse
- Sensación de no ser capaz de pensar en aquello que nos preocupa
¿Qué provoca la ansiedad anticipatoria?
En general, la ansiedad anticipatoria, está provocada por nuestros pensamientos. Todos pensamos en el futuro, en mayor o menor medida, pero hay ocasiones en las que esos pensamientos nos secuestran, aumentando la preocupación por cosas que aún no han sucedido y ante las cuáles generamos una respuesta de miedo, apareciendo, por tanto, la temida ansiedad.
Hay veces que nuestros pensamientos nos muestran las peores consecuencias ante un suceso, “¿y si suspendo el examen?”, “¿y si no voy caigo bien?”, “¿y si no me cogen en la entrevista?” …y así podríamos continuar.
Generalmente, la persona con ansiedad anticipatoria, siente mucho miedo antes de enfrentarse a una situación, sin embargo, mientras se está enfrentando, la ansiedad no es tan alta, disminuyendo drásticamente cuando ya se ha enfrentado a la situación que provocaba el miedo. Por tanto, no es la realidad la que activa dicha ansiedad, sino sus pensamientos.
¿Qué mantiene la ansiedad anticipatoria?
Siempre que hay ansiedad, es interesante conocer la causa que puede estar provocando dicha ansiedad, pero va a ser fundamental conocer aquello que está manteniendo el problema, ya que ahí, va a estar la clave para poder solucionarlo.
En muchas ocasiones, los problemas empeoran por lo que hacemos para intentar solucionarlos. Hay dos soluciones que suelen poner en marcha las personas con ansiedad anticipatoria: la evitación y el control.
Volviendo al ejemplo de María, “imaginad que María decide dejar de correr por miedo a poder sufrir un infarto. Estaría evitando la situación que activa dichos pensamientos, sin embargo, al evitar estaría dando veracidad a los pensamientos, por tanto, el miedo se haría mayor, apareciendo dichos pensamientos en otro tipo de situaciones y siendo cada vez más intensos.”
Otra solución que podría poner en marcha, sería intentar controlar los pensamientos para que no aparezcan, por ejemplo, intentando no pensar o distraerse. Intentar no pensar en algo, es pensar en ello dos veces y, además, no tenemos el control de nuestros pensamientos. Por tanto, no es de extrañar, que esta estrategia no funcione, aumentando también el problema, ya que, a mayor control, mayor será el descontrol.
Tratamiento de la ansiedad anticipatoria.
En general, la terapia para la ansiedad va a depender de la persona y del grado de ansiedad que tenga. No obstante, hay algunas claves que pueden ayudar a que tu ansiedad mejore:
- Evita evitar. Ya hemos visto que evitar las situaciones que nos generan miedo y ansiedad, solo hace que dicha ansiedad aumente. Mientras que, por el contrario, cuando nos enfrentamos a la situación, generalmente la ansiedad disminuye. Casi siempre es más aterradora la imaginación que la realidad.
- Vuelve al momento presente. Solo tenemos capacidad de resolver en el presente, no podemos hacer nada sobre el pasado o sobre el futuro. Por tanto, mientras estamos enganchados a nuestros pensamientos en el futuro estamos dejando de vivir nuestra realidad. Como digo a menudo en consulta, ¿prefieres vivir con miedo o engancharte en el miedo alejándote de la realidad?
- Cuídate. Todos somos conscientes cuando nuestro cuerpo enferma, de que es necesario parar y cuidarnos. Pero no siempre lo hacemos cuando es nuestra mente la que presenta el problema. Al igual que cuando tienes una gripe necesitas bajar el ritmo para recuperarte, cuando estamos pasando por un mal momento o tenemos ansiedad muy alta también es importante hacerlo. La ansiedad es una alarma de nuestro cuerpo: es momento de parar, escucharte y cuidarte.
Entonces, ¿cuándo debería pedir ayuda?
Si tu ansiedad anticipatoria es muy alta, y empieza a interferir en tu actividad diaria, es momento de pedir ayuda.
Cuanto antes enfrentes el problema, antes podrás solucionarlo. Acudir a terapia va a ayudarte a entender mejor lo que te pasa y poder poner en marcha soluciones eficaces que te ayuden a superarlo.
¡Tú decides!
Autora: Maite Ruíz Machado (Psicóloga de Psicomaster)
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