Las relaciones de pareja pueden ser una fuente importante de satisfacción o de gran malestar. Los mitos del amor romántico transmiten una idea acerca de la pareja que muchas veces es contraria a la construcción de una relación saludable. Creencias como “tenemos una media naranja”, “el verdadero amor puede con todo” o “el amor requiere entrega total a la pareja”, están muy presentes en nuestra cultura y en nuestra sociedad, influyendo muchas veces en decisiones que tomamos en las relaciones de pareja. Y es que la vida en pareja no siempre resulta fácil, dejarse llevar por este ideal de amor romántico, impide muchas veces que se establezcan relaciones sanas y equilibradas. Construir relaciones de pareja duraderas implica que dos personas, cada una de ellas con su forma de pensar, sentir y actuar, puedan compartir parte de su experiencia vital, a veces durante mucho tiempo. A menudo en terapia de pareja nos encontramos con estos mitos que dificultan relaciones de pareja sanas.
Características comunes en las relaciones de pareja sanas
- Comunicación: Las parejas que saben comunicarse tienen más posibilidades de resolver sus conflictos. En todas las relaciones de pareja surgen desacuerdos, malentendidos, discusiones, etc. Ser capaces de comunicarse implica tener una actitud de escucha y empatía con el otro, entender sus razones aunque no se compartan, saber expresar de forma asertiva las nuestras para poder negociar y establecer acuerdos. Hablar de cómo nos sentimos evitando los reproches y las acusaciones (“ yo me siento”, en lugar de “tú me haces sentir”), discutir un solo tema cada vez (no aprovechar la queja del otro para hacer una crítica acerca de algo del pasado), hablar de hechos y no etiquetar al otro (“has dejado la habitación sin recoger” en lugar de “eres un desordenado”), pedir lo que queremos que ocurra en lugar de exigir (“me gustaría que estuviéramos más tiempo juntos”, en lugar de “debes dedicar más tiempo a la pareja”), son algunas claves que facilitan el establecimiento de una comunicación asertiva en la pareja.
- Respetar y aceptar al otro: Cada persona tiene su propia personalidad, y es casi inevitable encontrarnos con aspectos del otro que no nos gusten. Cuando decidimos continuar una relación de pareja debemos contar con esta parte de la otra persona. Pretender cambiar al otro es forzarle a ser lo que nosotros esperamos que sea, que no siempre va a coincidir con lo que la otra persona quiere ser. Debemos formarnos unas expectativas realistas acerca de nuestra pareja, respetando sus decisiones y aceptándola tal y como es (o reconsiderando nuestra decisión de mantener la relación si lo consideramos necesario).
- Compartir tiempo juntos y cuidar la relación: Todas las relaciones hay que cuidarlas, y ello implica dedicarles tiempo, además de favorecer los intercambios positivos. Muchas veces la rutina, la convivencia o la vida en familia hacen difícil encontrar momentos para dedicar a la pareja. Este tiempo puede ser desde ocasiones especiales como pasar una tarde o un fin de semana juntos, hasta rutinas diarias como conversar acerca del día, expresar cómo nos sentimos, nuestras opiniones, discrepancias, etc. Al fin y al cabo se trata de compartir con el otro nuestras experiencias y nuestras emociones acerca de estas. Cuidar la relación también implica mantener una comunicación positiva, diaria, incluso cuando hay discusiones y conflictos. Cuando hacemos una crítica de forma asertiva podemos acompañarla de algún reconocimiento, resaltar lo positivo del otro, algún gesto cariñoso, etc. Además es importante tener proyectos en común, construir algo conjuntamente, actuar en equipo.
- Tiempo para cada uno: La vida en pareja no debe hacer que nos olvidemos de nosotros mismos. Compartir proyectos debe ser compatible con el mantenimiento de aquellos que tenía cada uno por separado. Nos referimos con esto a actividades, ocio, amistades, etc.
- Confianza mutua: Confiar en el otro significa creer en él o ella. Las relaciones de pareja implican un compromiso que establecemos de forma voluntaria con la otra persona, es decir, decidimos confiar en alguien. No se trata de una confianza ciega, cuando conocemos a una persona valoramos aspectos de su comportamiento que nos permiten decidir si merece la pena o no confiar en ella.
Estas y otras características se analizan y se entrenan en terapia de pareja, por ello si nuestra relación de pareja no está siendo satisfactoria no olvidemos que hay profesionales con experiencia que pueden ayudarnos.
Aun llevando a cabo estos aspectos entendiéndolos como recomendaciones, las relaciones de pareja en muchas ocasiones atraviesan periodos de crisis en los que se pierde el equilibrio alcanzado, dando lugar a conflictos difíciles de subsanar. Todo ello desestabiliza e impide que la relación sea sana. Pedir ayuda a un psicólogo de terapia de pareja recurriendo al proceso de Mediación Familiar, en estos casos, será la mejor solución.
Artículo de Drissa-Elma Delkader Palacios (Psicólogos Expertos en Terapia de Pareja de Psicomaster)
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