La función sana e insana de la culpabilidad
Hay personas que siempre tienden a sentirse culpables por todo y otras que en cambio casi nunca tienen este sentimiento. Hay personas que sienten una especie de alivio al culpabilizarse y ese es el verdadero motivo por el cual albergan este sentimiento. ¿Pero qué es más adaptativo? ¿Asumir la culpa y las emociones asociadas a este sentimiento como penitencia, o tener la capacidad de ver su responsabilidad en el hecho y evitar que este vuelva a suceder?.
Las personas tendemos a sentir culpabilidad cuando hacemos algo cuya consecuencia es negativa y repercute sobre uno mismo o sobre los demás. Pero ¿somos justos con nosotros mismos sintiéndonos culpables? O por el contrario, arrastrar esa culpabilidad es una penitencia demasiado pesada y probablemente innecesaria.
Uno debería sentirse culpable única y exclusivamente si ha habido intención. Es decir, necesariamente la intención, la elaboración de un plan consciente y la posterior consecuencia es lo que debe hacer que una persona pueda sentir culpabilidad. Así pues, si una persona tiene intención de hacer daño a otra y para ello crea un plan, no sólo es responsable de la consecuencia si no que se puede sentir culpable. Si no ha tenido intención, y aun así, hace daño aunque de forma involuntaria e inconsciente, la persona sólo será responsable, no culpable y accidentalmente su actitud o comportamiento, estará creando dolor o malestar.
Algunas veces recurrimos a la culpabilidad para sentirnos mejor con nosotros mismos y nos comportamos como si tener este sentimiento nos eximiera de cualquier tipo de responsabilidad. Racionalmente, en lugar de sentirse culpable lo que es más adecuado y útil, es aprender de los errores y de los accidentes, asumir su responsabilidad de todo aquello que haga de forma consciente o inconscientemente. Asumir la culpa cuando sea necesario pero no como penitencia si no como forma de concienciarse sobre la responsabilidad que uno tiene sobre los hechos y sobre lo que se debe hacer para que no se den episodios similares.
Por tanto, la culpa sin más, como estrategia para sentir alivio no tendrá sentido, en cambio, uno debe ser libre de sentirse culpable si quiere, si lo considera necesario, si este sentimiento le ayuda, pero lo importante es que esa culpa no sea “vacía”, que sirva para algo, que tenga una finalidad, como ya hemos dicho, un sentido.
Las personas cuya autoestima es más baja tienen la tendencia a experimentar más sentimientos desadaptativos de culpa, con mayor frecuencia e intensidad.
Si la culpa te invade con frecuencia, interfiere en tu bienestar y en tu vida y no te está siendo útil, decídete a buscar ayuda profesional para resolverlo. El psicólogo te ayudará a analizar las causas de esos sentimientos de culpa y a guiarte para su resolución.
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