La sexualidad es muy amplia e influye en el bienestar y la felicidad del individuo, siendo un indicador de salud y un factor determinante en el éxito de la pareja. Por este motivo, cuando hay un problema que afecta a la sexualidad, genera un gran sufrimiento a la persona, afectando en muchas ocasiones a la pareja. La terapia sexual es una herramienta muy necesaria y que suele tener gran impacto en la mejora de las relaciones.
¿Por qué es importante la terapia sexual?
Datos de encuestas recientes realizadas en España, ponen de manifiesto que más de la mitad de las mujeres (58%) y uno de cada cinco hombres (20%) reconoce no estar satisfecho con su vida sexual.
Uno de los principales motivos de malestar o insatisfacción sexual se debe a los problemas sexuales (disfunciones sexuales) y, sin embargo, sólo una de cada tres personas acude a terapia sexual o busca ayuda profesional al respecto. Se trata de un problema lo suficientemente frecuente e importante como para perder el miedo a hablar de él.
¿Cuándo es importante acudir a terapia sexual?
La primera cuestión a considerar es “qué es un problema sexual”, cuestión nada fácil de resolver dado que no hay un criterio único.
Los términos “normal” y “no normal” en sexualidad están cargados de valores y dichos valores, condicionados por la diversidad de grupos humanos, las variables culturales y los avances científicos y tecnológicos. Todas estas variables, además, cambian a gran velocidad como tantas otras cosas en nuestra sociedad.
En general, el criterio que parece más adecuado para la consideración de problema sexual versus no problema sexual es la dimensión satisfacción-no satisfacción. Esto quiere decir que una persona tiene problemas sexuales cuando sus relaciones, sus necesidades, sus deseos, en resumen, su vida sexual no es gratificante, no está satisfecha con ella.
Por tanto, el malestar y la insatisfacción serán la señal de alarma que nos debería mover a buscar una terapia sexual, de la mano de un profesional en el área.
Esto se hace extensivo a la pareja porque el bienestar individual se hace más placentero si se comparte, de manera que nuestra propia satisfacción sexual se vería afectada negativamente por la ausencia de una gratificación similar en la persona con la que compartimos tantas otras cosas.
El origen de las disfunciones sexuales se debe a múltiples factores, frecuentemente psicológicos. En ausencia de problemas médicos, el abordaje de los problemas sexuales debe realizarse mediante terapia sexual.
Los factores psicológicos que están en el origen de los problemas sexuales son variados y muchas veces combinados entre sí, tales como un exceso de autoexigencia y perfeccionismo en el sexo, elevada ansiedad, expectativas erróneas, inadecuada información y educación sexual, problemas de pareja, falta de confianza y comunicación, mitos acerca de la sexualidad, respuestas condicionadas por experiencias del pasado, depresión…
Los problemas sexuales o trastornos sexuales principales se dividen en dos grandes grupos:
- Disfunciones sexuales
- Desviaciones sexuales o parafilias
La respuesta sexual se divide en cuatro fases: Deseo, excitación, orgasmo y resolución. En las disfunciones sexuales, una o más de estas fases sufren alteraciones.
Las disfunciones sexuales son los problemas sexuales que con más frecuencia acuden a la clínica en busca de terapia sexual.
Trastornos del deseo/excitación sexual
- Deseo sexual hipoactivo en el varón, es decir, bajo deseo sexual.
- Trastorno del interés/excitación sexual femenino, consiste en la falta de respuesta adecuada ante un estímulo sexual. Engloba también la ausencia o reducción del interés sexual.
- Trastorno de la erección en el hombre, la mal llamada impotencia, que actualmente describimos como disfunción eréctil.
Trastorno del orgasmo
- Trastorno orgásmico femenino: Imposibilidad o retraso persistente del orgasmo.
- Eyaculación retardada: se trata de un exceso de control involuntario sobre el reflejo eyaculatorio.
- Eyaculación precoz: prácticamente lo contrario que el anterior, es decir, falta de control voluntario sobre el reflejo eyaculatorio.
Trastornos sexuales por penetración o dolor genitopélvico
Dolor o ansiedad en la mujer durante la actividad o la relación sexual (coito) y tensión o contracción de los músculos vaginales que imposibilitan o dificultan la penetración.
Los trastornos parafílicos hacen referencia a intensas fantasías, impulsos o comportamientos sexuales que engloban objetos no humanos, sufrimiento o humillación de uno mismo o de la pareja y/o con niños o personas que no consienten. El concepto de parafilia ha variado con los cambios sociales, así, por ejemplo, hasta mediados del siglo XX, el sexo oral y la masturbación eran considerados parafilias.
Las parafilias deben considerarse inocuas e incluso beneficiosas en muchos casos, así fantasear con ropa íntima de mujer puede constituir una fantasía sexual gratificante y saludable y sólo deben considerarse un trastorno cuando están dirigidas a un objeto potencialmente peligroso o dañino o produzca malestar o afectación a la vida familiar, social o laboral del individuo o daño a otras personas.
Las parafilias que no hacen daño a terceras personas, dónde ambos miembros de la pareja lo disfrutan, se entienden cómo conductas sexuales eróticas y no requieren tratamiento.
Las parafilias se dividen en: Exhibicionismo, Fetichismo, Frotteurismo, Pedofilia, Masoquismo sexual, Sadismo sexual, Fetichismo travestiste y Voyeurismo.
Disforia de género
Se trata de un marcado sentimiento de contradicción entre el sexo biológico de la persona y el que la persona siente (identidad de género), experimentando un intenso deseo de pertenecer al otro sexo.
Se puede encontrar disforia de género en niños, adolescentes y adultos. Según el DSM-V, para su diagnóstico en adolescentes y adultos, estos deben cumplir los siguientes ítems:
Una marcada incongruencia entre el sexo que se siente o expresa y el biológico, de una duración mínima de seis meses. Se deben presentar al menos dos de las siguientes características:
- Una marcada incongruencia entre el sexo que uno siente o expresa y sus caracteres sexuales primarios o secundarios.
- Un fuerte deseo por desprenderse de los caracteres sexuales propios primarios o secundarios, a causa de una marcada incongruencia con el sexo que se siente o expresa.
- Un fuerte deseo de por poseer los caracteres sexuales primarios y secundarios del sexo opuesto.
- Un fuerte deseo de ser del otro sexo.
- Un fuerte deseo de ser tratado como del otro sexo.
- Una fuerte convicción de que uno tiene los sentimientos y reacciones típicos del otro sexo.
- El problema va asociado a un fuerte malestar clínicamente significativo o a deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
Terapia sexual ¿Cómo abordamos los problemas sexuales?
El abordaje de los problemas sexuales lo realizamos generalmente mediante una intervención con ambos miembros de la pareja, pues los trastornos sexuales o problemas sexuales constituyen una dificultad común, que se mantiene por conductas que no resuelven los problemas, por ambas partes.
No obstante, si la persona que acude a tratamiento no tiene pareja o si la pareja rehúsa el tratamiento, la intervención puede realizarse de forma individual.
Puede combinarse medicación con terapia sexual si se considera adecuado.
Nuestros psicólogos en Madrid seguirán los siguientes pasos en la terapia sexual:
1. Descartar un origen orgánico
Aunque, con mayor frecuencia los problemas sexuales se originan y mantienen por causas psicológicas o emocionales, es necesario descartar un origen orgánico por lo que al inicio de la evaluación se realizarán las averiguaciones necesarias, derivándose en su caso, al especialista más adecuado.
2. Crear una buena relación terapéutica
Hablar de nuestra sexualidad produce pudor y puede resultar una situación tensa e incómoda. Un profesional con experiencia conseguirá que este momento de apuro se convierta en un momento de liberación, porque la persona se va a sentir comprendida, no juzgada y apoyada para el cambio.
3. Evaluar detalladamente cuales son los factores que originan y mantienen los problemas
Se realiza un análisis exhaustivo de todas las variables que intervienen en el origen y en el mantenimiento del problema, se formulan hipótesis explicativas y se someten a prueba a lo largo de la terapia sexual.
4. Psicoeducación de las causas por las que ocurren los problemas y de las variables que los mantienen
Comprender por qué suceden los problemas y, especialmente, qué es lo que hace que se mantengan es de gran importancia en el tratamiento. Si lo entendemos, le veremos sentido a la intervención y estaremos motivados para trabajar con nuestras dificultades.
5. Proporcionar información sexual, si fuera preciso
En un tema como el de la sexualidad humana todavía causa asombro la cantidad de desinformación que existe. Los mitos y las creencias erróneas están tan extendidos que una explicación profesional y adecuada a cada caso es muchas veces suficiente para lograr un gran avance en la resolución del problema.
6. Marcar unos objetivos a alcanzar mediante la terapia sexual
De acuerdo con las características individuales, con los deseos personales y siempre de mutuo acuerdo terapeuta-paciente.
7. Diseñar un tratamiento adecuado a las necesidades y peculiaridades de cada pareja o persona
La terapia sexual se realiza de forma personalizada, adaptada a cada pareja y paciente. El tratamiento va dirigido tanto a resolver los problemas presentes, como para realizar una labor de prevención sobre futuros problemas.
8. Diseñar un programa de prevención de recaídas y de mantenimiento de los logros alcanzados en la terapia sexual
De modo que la persona aprenda a utilizar las herramientas y recursos aprendidos en la terapia sexual, para afrontar situaciones de riesgo y mantener los cambios obtenidos.