La ansiedad generalizada constituye un trastorno de ansiedad, siendo ésta el síntoma principal, que además se manifiesta de forma duradera en el tiempo y casi permanente, es decir, la ansiedad está presente prácticamente todo el día, aunque oscile en su intensidad.
Es generalizada porque está asociada a una amplia gama de situaciones, no es específica, Normalmente quien la padece está preocupado por todo y por nada a la vez, pudiendo pasar de una preocupación a otra, por ejemplo, salud, trabajo, familia, etc.
Las personas con ansiedad generalizada tienen preocupaciones excesivas y desproporcionadas y es difícil para el paciente controlar ese estado de preocupación constante.
La ansiedad y preocupación se manifiestan en los siguientes síntomas:
- Nerviosismo, impaciencia o inquietud
- Sensación de cansancio
- Irascibilidad e irritabilidad
- Alteraciones del sueño, sobre todo dificultad para conciliarlo o mantenerlo
- Problemas de concentración o de poder realizar otras tareas por las preocupaciones
- Sentimientos de tristeza
- Necesidad de control
- Crisis de ansiedad
- Problemas físicos (dolor de cabeza, estómago, etc.)
Los síntomas anteriores producen en la persona con ansiedad generalizada una gran interferencia en su vida cotidiana, llegando incluso a presentarse un deterioro significativo en el área laboral, familiar, en pareja, etc. Se siente una falta de control sobre las preocupaciones y se busca la forma de poder calmar la ansiedad que éstas producen a través de conductas de comprobación que lo único que hacen es agravar y cronificar el problema.
Es importante diferenciar el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), ya que presentan sintomatología muy similar. En recuadro siguiente aparecen las diferencias:
TAG TOC
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En cuanto al tratamiento más eficaz para el TAG podemos decir que es la terapia cognitivo conductual (Chambles y cols., 1998, 2001).
Lo que le ocurre a los pacientes con ansiedad generalizada es que mantienen, por un lado, la creencia de que las preocupaciones sirven para algo, por ejemplo “si me preocupo mucho daré con la solución al problema, por lo tanto debo preocuparme”. Y por otro lado, no toleran la duda o la incertidumbre porque piensan que siempre hay una posibilidad de que pase aquello que temen, por ejemplo, que le pase algo a un familiar, que tenga un accidente o se muera.
Todo esto hemos de abordarlo de forma que ayudemos a la persona a que sea consciente de su ansiedad y preocupaciones, rectificar la idea de que la preocupación es útil y que aprenda a tolerar la incertidumbre que sus pensamientos producen, ya que es lo que mantiene que el problema siga estando ahí.
Artículo de Marta Bermejo Victoriano (Psicólogos Madrid Psicomaster)
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