Vivimos en una sociedad en la que tenemos mucha información disponible y accesible a todos, en especial, en todo lo relacionado con la salud. Esto ha supuesto un gran avance, pero no todo es positivo. Y es que basta con teclear en Google algún síntoma, para obtener un listado interminable de enfermedades relacionadas con ese síntoma. Enfermedades que, en muchas ocasiones, son graves.
Todos, en algún momento, hemos sentido cierta preocupación y miedo a poder padecer alguna enfermedad. Y seguro que, ante algún síntoma que no es habitual en nosotros, ha pasado por nuestra cabeza la idea de poder estar padeciendo una enfermedad grave.
¿Significa esto que sufres hipocondría? Lo más probable es que no. En este artículo te vamos a contar en qué consiste realmente la hipocondría y cuál es su tratamiento.
Según el DSM- IV, la característica esencial de la hipocondría o trastorno de ansiedad por enfermedad, tal y como ya define el DSM-V, es la preocupación y el miedo a padecer, o la convicción de tener, una enfermedad grave, a partir de la interpretación personal de síntomas somáticos. Para que se pueda diagnosticar, es necesario que no exista ninguna enfermedad médica asociada a los síntomas temidos por el paciente y que los síntomas no puedan ser mejor explicados por la presencia de otro trastorno psicológico.
Para entender mejor a qué nos referimos, sería importante explicar qué son síntomas somáticos, ya que muchas personas con hipocondría se sienten a menudo cuestionados e incomprendidos por escuchar constantemente frases como “los síntomas están en tu cabeza”, “no te pasa nada, todo es psicológico” o incluso llegando a ser acusados de “inventarse” dichos síntomas.
Cuando hablamos de síntomas somáticos, quiere decir que no hay una causa orgánica que explique la presencia de dichos síntomas. Esto no quiere decir que la persona se invente lo que le ocurre, ya que la persona sí experimenta dicho síntoma, acompañado en muchas ocasiones de un gran malestar.
Síntomas de la hipocondría
Cómo hemos visto en el apartado anterior, la principal característica de la hipocondría es la preocupación y miedo a tener, o la convicción de padecer, una enfermedad grave.
Ante dicho miedo, la persona va a permanecer en alerta, buscando continuamente síntomas o signos de padecer una enfermedad grave. Esto irá unido a una búsqueda de información exhaustiva sobre posibles diagnósticos, ya sea a través de medios como internet, o acudiendo a médicos especialistas.
Para que se pueda diagnosticar, va a ser necesario también que se den otra serie de criterios como que dicha preocupación persiste a pesar de las exploraciones y explicaciones médicas apropiadas; que la duración de dichos síntomas sea de al menos 6 meses y que la preocupación provoque un malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
Este último criterio cobra especial importancia, ya que podríamos decir que, para la persona con hipocondría, su vida gira en torno a la enfermedad, generándole un gran sufrimiento psicológico e interfiriendo de manera significativa en el desempeño de su día a día.
Causas y consecuencias de la hipocondría
No siempre hay una causa en el inicio de un trastorno hipocondríaco, no obstante, en ocasiones, podría haber una enfermedad previa, en la misma persona o en alguien de su entorno cercano, o bien, estar expuesto a noticias en medios de comunicación sobre la enfermedad y sus síntomas. A menudo la persona reacciona con un gran malestar y sufrimiento ante dichas situaciones.
También puede deberse a un aprendizaje, en familias con una tendencia hacia la preocupación excesiva ante cualquier pequeño síntoma, que a menudo se vive por la persona como peligroso.
No obstante, no siempre hay una causa que lo genere, y no es necesaria conocer la causa para poner en marcha el tratamiento.
Una persona hipocondríaca está permanentemente alerta y en busca de cualquier síntoma que le resulte extraño. A veces estos síntomas son simplemente reacciones normales de nuestro organismo, pero debido al estado de alerta permanente en el que se encuentran, lo interpretan como un signo de enfermedad.
A raíz de esto, la persona comienza a vigilar obsesivamente si tiene otros síntomas, o si los síntomas que ha detectado siguen igual o hay alguna variación, generando en muchas ocasiones rituales de comprobación que se repiten a lo largo del día. Esto, a su vez, genera un aumento de su ansiedad, que hace que pueda comenzar a experimentar síntomas tales como opresión en el pecho, aumento de ritmo cardíaco, etc. Síntomas que vuelve a interpretar, a su vez, cómo signos de enfermedad.
Imaginamos que podréis observar como este bucle repetido en varias ocasiones, no solo no calma a la persona, sino que agrava su situación.
Ante el miedo a estar padeciendo una enfermedad grave, las personas con hipocondría suelen recurrir a especialistas en busca de soluciones o de un posible diagnóstico. A menudo, los médicos no encuentran ninguna enfermedad física que explique dichos síntomas, llevando a la persona a una búsqueda constante del diagnóstico visitando diferentes especialistas.
También, en ocasiones, las personas con hipocondría pueden rechazar el acudir a especialistas, precisamente por el convencimiento de padecer una enfermedad y el miedo al diagnóstico.
Como consecuencia de estas respuestas, al final el miedo a la enfermedad termina adueñándose de la vida de estas personas, generándoles un gran sufrimiento y limitación en sus actividades cotidianas.
Tratamiento de la hipocondría
El tratamiento de la hipocondría va encaminado a devolver a la persona el control sobre su vida. Como dijo Albert Einstein, “necesitamos una nueva manera de pensar para resolver los problemas generados por la antigua manera de pensar”.
Lo primero será descartar que los síntomas que presenta sean generados por una causa orgánica, es decir, una enfermedad física. Una vez descartado esto, en líneas generales, la terapia irá encaminada principalmente en dos focos: por un lado, trabajaremos para disminuir el miedo a la enfermedad, haciéndolo adaptativo; y, por otro lado, ayudaremos a la persona a identificar sus síntomas de ansiedad con el fin de aprender a utilizar herramientas útiles para manejarlos.
Desde Psicomaster, como siempre, lo más importante será hacer una evaluación previa de la persona y su sintomatología, con el fin de seleccionar el tratamiento más eficaz para él o ella.
Beneficios del tratamiento
Sabemos que vivir con temor es muy duro, pero como diría Nardone, “el miedo mirado a la cara, ya no es miedo, se transforma en valor, mientras que el miedo evitado se transforma en pánico”.
Esto resume muy bien el funcionamiento del miedo. A veces es complicado comenzar un proceso terapéutico y mucho más complicado enfrentarnos a nuestro miedo dentro del tratamiento. Sin embargo, la evidencia nos dice que si no nos enfrentamos a él, el miedo va a ir aumentando, restringiendo cada vez más nuestra vida.
Es como acudir a rehabilitación tras una lesión, puede ser doloroso al principio, pero nos asegura poder seguir manteniendo nuestras funciones en perfecto estado. Nadie duda que para una persona hipocondríaca enfrentarse a su miedo le genera dolor, pero sin duda los beneficios merecen la pena.
Y es que el miedo es necesario en nuestra vida, nos ayuda a sobrevivir. El problema es cuando ese miedo es tan alto que deja de ser adaptativo y, por tanto, deja de protegernos para convertirse en una auténtica pesadilla. Es en esos momentos cuando un tratamiento psicológico nos ayudará a despertar de dicha pesadilla y devolver al miedo su función adaptativa.
Si te encuentras en esta situación, contacta con nosotros, ¡estamos deseando ayudarte!