Los trastornos psicológicos relacionados con la ansiedad y con la depresión, en este orden, son los que presentan mayor prevalencia en la población general. Ambos estados están estrechamente vinculados por lo que no es de extrañar que esté contemplado en los manuales de diagnóstico clínico su aparición conjunta: el trastorno mixto ansioso depresivo.En consulta es poco habitual ver la presentación pura de uno de los dos problemas. Suelen estar presentes síntomas de ambos, especialmente si el problema se ha mantenido en el tiempo.
¿Qué es el trastorno ansioso depresivo?
Tal como describe el CIE-10 y CIE-11, el trastorno ansioso depresivo se diagnostica cuando “existen tanto síntomas de ansiedad como de depresión, pero sin que ninguno de estos síntomas sea claramente predominante”. Aparece en el CIE-10 dentro del apartado “otros trastornos de ansiedad” y en el DSM-V no tiene una categoría propia pero se describe en “trastrornos del estado de ánimo con síntomas de ansiedad”. Se utiliza para pacientes que presentan tanto síntomas de ansiedad como de depresión y que no cumplen los criterios para un trastorno de ansiedad ni para un trastorno del estado de ánimo.
¿Cómo se presenta en el ámbito clínico?
En la práctica profesional, nos encontramos que al tener tantos síntomas y manifestaciones comunes, es habitual que un estado de ansiedad mantenido en el tiempo dé lugar a síntomas depresivos y viceversa.
A partir de este momento ambos problemas se retroalimentan por lo que es habitual que el tratamiento aborde el trastorno ansioso depresivo en su conjunto. Para ello evaluamos de forma pormenorizada el caso concreto del paciente y diseñamos un tratamiento individualizado que contemple todos sus síntomas y dificultades.
Síntomas del trastorno ansioso depresivo
Todos nosotros podemos presentar síntomas de ansiedad o depresión de forma pasajera. Se convierte en un problema psicológico cuando estos síntomas persisten en el tiempo (más de un mes), coexisten y afectan a una o varias áreas de la vida. Estos son los que se presentan en el caso del trastorno ansioso depresivo (no necesariamente aparecen todos ellos):
- Anhedonia: incapacidad para experimentar placer, pérdida de interés o satisfacción en casi todas las actividades. Falta de reactividad a estímulos habitualmente placenteros.
- Encontrarse irritable y molesto la mayor parte del día.
- Pensamientos obsesivos negativos muy frecuentes y desesperanza.
- Sensación de inutilidad, culpa, baja autoestima.
- Preocupación constante e intensa, irracional y no atribuible a la vivencia reciente de una experiencia dolorosa.
- Hipervigilancia, necesidad de protegerse de lo que va a ocurrir. Esta hiperactivación es propia de los trastornos ansiosos.
- Alteraciones del sueño (insomnio o hipersomnia).
- Dificultad para concentrarse, problemas de memoria o de aprendizaje.
- Síntomas vegetativos: temblores, molestias intestinales o taquicardia.
Causas del trastorno ansioso depresivo
La causa del problema es una pregunta habitual de los pacientes.
Causas de la aparición del problema
Es importante saber que rara vez se identifica una causa única sino un conjunto de variables que influyen en la aparición del problema relacionadas con factores biológicos, ambientales, contextuales y personales. Puede haber un suceso desencadenante pero el desarrollo de un trastorno ansioso depresivo es multifactorial.
Causas del mantenimiento o escalada del problema
Una vez está presente el problema, cómo nos enfrentamos a él, qué respuesta recibimos del entorno, qué herramientas de afrontamiento tenemos en nuestro repertorio de comportamiento… hace que evolucione de una forma u otra.
Hemos de entender que los problemas psicológicos son un proceso vivo, en constante movimiento y cambio. Esto quiere decir que su evolución no está predeterminada sino que todo lo que hacemos nos va influyendo. Es algo en lo que insistimos los profesionales ya que el papel agente del paciente es fundamental como motor del cambio.
Consecuencias del trastorno ansioso depresivo
Es importante señalar que el trastorno ansioso depresivo es altamente desadaptativo, el dolor emocional que produce afecta a muchas áreas de la vida del paciente llevándolo al aislamiento social, falta de cuidado personal, cese de actividades cotidianas, inactividad, bloqueo…
Tratar de ayudar a un familiar o amigo con este problema puede resultar frustrante ya que los síntomas se interpretan como falta de interés por mejorar y no como parte del problema (lo cual también hace que el paciente se aísle más). Si identificas estas sensaciones en ti o en una persona cercana es importante buscar ayuda profesional. Cuanta menos antigüedad tenga el trastorno más rápida será la solución.
Tratamiento del trastorno ansioso depresivo
Es importante acudir a un psicólogo especializado, que tenga la formación y experiencia necesaria. En ningún caso se recomienda iniciar un tratamiento farmacológico (atención psiquiátrica) sin iniciar un tratamiento psicológico de forma simultánea.
La aproximación terapéutica con mejores resultados en el trastorno ansioso depresivo es la terapia cognitivo conductual, con la cual nos enfocaremos a la reducción de los síntomas que presenta el paciente. El tratamiento se diseña de forma individualizada pero suele trabajar los siguientes aspectos:
- Psicoeducación: explicar qué está ocurriendo y por qué motivo. Si el paciente tiene una red de apoyo amplia se puede extender esta explicación y pautas de actuación a las personas más cercanas (con quienes conviva por ejemplo).
- Activación conductual: dirigida a retomar la vida cotidiana del paciente para que salga de la inactividad y el aislamiento.
- Disminución de la activación fisiológica: técnicas de relajación que se ponen a disposición del paciente y se entrenan para que sea cada vez más autónomo en el manejo de la ansiedad (que la controle en vez de ser controlado por ella).
- Gestión de los pensamientos: convivencia con los inevitables, parada de los pensamientos intrusivos y reestructuración cognitiva (ajuste a la realidad de los pensamientos intrusivos irracionales).
- Trabajo sobre los factores de riesgo para la depresión y ansiedad: cambios en el entorno, habilidad para las relaciones sociales, afrontamiento de problemas familiares, autoestima y autoconcepto, factores emocionales… Se trabajará lo que sea necesario en función del paciente y su situación concreta (personal y del entorno).
Beneficios del tratamiento
El objetivo del tratamiento no solo es que el paciente recupere el bienestar con el manejo de la ansiedad, los pensamientos y las emociones en su vida cotidiana , sino también dotarle de herramientas para enfrentarse a nuevos retos y situaciones complicadas. De este modo se evitan recaídas y se protege de cara al futuro.
Si te sientes identificado con los síntomas del trastorno ansioso depresivo, no dudes en pedir ayuda y ponerle solución cuanto antes. El camino para recuperar el bienestar puede empezar en este momento.