“Teresa acude a un gran centro comercial a hacer sus compras semanales, de repente siente que su cuerpo se ve invadido por unas “espantosas sensaciones”. Sufre un ataque de ansiedad, siente que se ahoga, sudoración, el corazón se le dispara y está muy mareada. Se asusta mucho y acuden a su mente una serie de pensamientos: “me voy a morir” “me estoy volviendo loca” “no puedo controlar estas sensaciones” “me puede dar un infarto” ”me puedo desmayar”. Piensa que salir de allí no será fácil pues está en el centro de una gran planta rodeada de mucha gente, tiene miedo a no poder controlar su cuerpo y que nadie pueda ayudarla”.
Este es una de las crisis de ansiedad que ha experimentado Teresa en los dos años que lleva con agorafobia. Ahora, Teresa evita los centros comerciales y otros lugares donde piensa que es difícil salir o escapar si se vuelve a encontrar mal. Su único lugar seguro es su casa y cada vez evita más lugares donde prevé que puede experimentar una nueva crisis de ansiedad. Evita el cine, las tiendas, las aglomeraciones, los puentes, coger el coche etc., etc…
Teresa no sabía que este problema podía solucionarse con unos meses de terapia, una amiga se lo recomendó. Actualmente Teresa ha comenzado una nueva vida libre de sus miedos.
¿Qué es la agorafobia?
La agorafobia es un trastorno de ansiedad, de los más frecuentes en la población. En torno al 3,5% de la población mundial padece este trastorno. Se da con mayor frecuencia en mujeres y suele comenzar en la adolescencia o en la edad adulta.
La agorafobia suele aparecer asociada a ataques de ansiedad y hace referencia a una ansiedad continua ante distintas situaciones, generalmente lugares públicos como cines, teatros, supermercados, medios de transporte, etc…, en las que la persona teme que puede experimentar un ataque de ansiedad y donde escapar de la situación puede ser difícil o embarazoso o podría no recibir ayuda.
Los ataques de ansiedad o crisis de ansiedad se caracterizan por una ansiedad muy elevada, donde experimentan síntomas físicos como taquicardia, mareo, sudoración, nauseas, temblores, etc..) que se perciben como muy peligrosos e interpretan de un modo catastrófico. Ejemplos de estas interpretaciones serían el miedo a que le de un infarto, a volverse loco, a perder el control, a desmayarse…
Estos temores le llevan a evitar estas situaciones en las que prevén que sería mas probable experimentar un ataque de ansiedad, con el objetivo de reducir el malestar. Estas evitaciones son las que constituyen la agorafobia. Su día a día se ve muy afectado, limitando su vida y libertad y llegando incluso, en ocasiones, a recluirse en su casa.
Síntomas de la agorafobia
La agorafobia cursa con síntomas muy incómodos, desagradables y de gran intensidad para la persona, no solo a nivel psicológico, sino también a nivel físico, que son muy incapacitantes en la gran mayoría de los casos.
Entre los síntomas psicológicos más frecuentes tenemos:
- Sensación de pérdida de control sobre uno mismo
- Miedo a morir
- Gran inseguridad
- Síntomas depresivos
- Ansiedad y miedo muy intensos
- Dependencia de los demás
Y entre la sintomatología física están los siguientes síntomas:
- Sudoración
- Mareo
- Ganas de orinar
- Diarrea
- Presión en el pecho
- Sensación de ahogo y dificultad para respirar
- Temblores
Causas de la agorafobia
Las razones por las que una persona experimenta agorafobia son múltiples y el mayor peso de uno u otro factor dependerá de su historia personal y de aprendizaje.
Por una parte, parece haber una mayor predisposición a sufrir agorafobia en personas que tienen tendencia a responder de forma excesiva a situaciones estresantes. Se trata de personas que se sobreactivan con mayor facilidad.
Ante esta sobreactivación, si la persona percibe peligro ante sus síntomas físicos de ansiedad, ésta aumentará, lo cual será nuevamente evaluado como más peligroso, llegando a tener ataques de ansiedad o crisis de ansiedad.
Algunos estilos de aprendizaje en la niñez, determinan un estilo de personalidad más vulnerable a padecer este trastorno. Se trata de estilos autoexigentes, perfeccionistas, controladores, preocupones y que no favorecen la superación de miedos, ni el afrontamiento de los mismos.
En el inicio del problema, es frecuente encontrar un suceso estresante agudo o una situación de estrés que se mantiene en el tiempo. Con frecuencia la agorafobia se encuentra asociada a problemas de pareja, trastornos de ansiedad, depresión, abuso de alcohol y ansiolíticos.
Una vez que le ocurre a la persona una crisis de ansiedad por primera vez, el temor a que le ocurra de nuevo, constituye un círculo vicioso que mantiene el problema. Ahí empiezan las evitaciones características de la agorafobia: evitan lugares donde escapar puede resultar difícil o embarazoso o donde cree que no podría recibir ayuda (cines, lugares lejanos a hospitales, viajar en medios de transporte, etc.). La persona con agorafobia buscará “lugares seguros” donde caminar, puede tratar de ir siempre acompañada o encontrará su casa cómo su lugar seguro.
Consecuencias de padecer agorafobia
Las personas con agorafobia están continuamente preocupadas por la posibilidad de una crisis de ansiedad y necesitan asegurarse de que están a salvo y no les va a ocurrir nada de lo que anticipan de manera catastrófica. Esto les lleva a restringir su vida y estar constantemente en alerta ante la posibilidad de sufrir una nueva crisis de ansiedad.
Intentan controlar las situaciones y evitar las crisis de ansiedad, modificando aspectos de su rutina diaria, quedándose en casa, no yendo a sitios donde pueda haber mucha gente, evitan actividades en las que tengan que hacer muchos esfuerzos, visitan al médico con demasiada frecuencia para asegurarse de que están sanos, y para preguntar al profesional sobre la gravedad de los síntomas, además de mirar en internet que pueden significar esos síntomas.
Se vive en un continuo estado de alerta por la posibilidad de tener una crisis y comprobar cómo están físicamente. Esto provoca una gran angustia constante, llegando a que todo gire en torno a sus miedos.
La persona se aísla de manera significativa, llegando incluso a ausentarse del trabajo para evitar las crisis de ansiedad.
Tratamiento psicológico de la agorafobia
Existen diversos tratamientos para la agorafobia y los ataques de ansiedad, los más contrastados experimentalmente son la terapia cognitivo conductual y el tratamiento farmacológico, siendo los que mejores resultados arrojan.
El cognitivo conductual tiene ventajas sobre el farmacológico, ya que éste último suele perder sus efectos cuando se cesa la toma de medicación, mientras que la terapia cognitivo conductual mantiene sus efectos a largo plazo.
El miedo es algo emocional y este lo trabajamos también con técnicas que abordan directamente la parte emocional como es la terapia EMDR.
El tratamiento se personaliza y adapta a cada persona. No hay un tratamiento igual para todo el mundo. No obstante, a modo de pequeño resumen, las intervenciones generalmente incluyen:
- Psicoeducación sobre la naturaleza de la ansiedad en general y del pánico en particular, proporcionando información sobre el origen y mantenimiento de sus dificultades
- Técnicas para reducir la ansiedad
- Desarrollo de habilidades de afrontamiento a las fuentes de ansiedad
- Trabajo con la evaluación catastrófica de las sensaciones internas
- Trabajo con los errores de interpretación y atribución
- Tras esta preparación se programan exposiciones a las situaciones temidas gradualmente, siempre adaptadas a lo que el paciente en cada momento puede afrontar, al poseer herramientas para ello. También se programan exposiciones a estímulos internos temidos (sensaciones internas que temen)
- Se trabajan los esquemas que la persona ha aprendido y que están en la base de sus problemas. Esquemas de preocupación, de control, de autoexigencia, de dependencia, etc…
¿Es necesario el tratamiento farmacológico en la agorafobia?
En algunos casos sí está indicada la terapia farmacológica, si los niveles de ansiedad son tan extremos que dificulten el inicio del tratamiento psicológico.
Hay personas que se encuentran en la situación de tener que comenzar su terapia online debido a que no se atreven a salir de casa, siendo éste su lugar de seguridad. Una ayuda farmacológica puede dar un empujón inicial al paciente para, luego, a medida que se va avanzando en el proceso, reajustar la medicación y retirarla.
Beneficios de la terapia para agorafobia
Los beneficios son tan importantes como:
- Vivir libre y sin miedo
- Recuperar confianza en uno mismo
- Manejar la ansiedad de manera adecuada y controlada
- Poder hacer actividades en cualquier lugar
- Reajustar el pensamiento a la realidad
- Tener una autoestima saludable
- Mejora de las relaciones sociales
El trabajo con terapia cognitivo conductual es muy eficaz con estos trastornos y generalmente se resuelve. Los estudios muestran alrededor de un 90% pacientes libres de síntomas o con mejoría significativa, si finalizan el tratamiento.
¿Qué pasa si no se trata la agorafobia?
La agorafobia no tratada puede convertirte en prisionero de tus propios temores, dejándote atrapado en una existencia en la que cada paso fuera de tu zona de confort se vuelve aterrador.
Imagínate una vida en la que tus opciones se ven reducidas, en la que salir de casa se convierte en una montaña imposible de escalar. El simple acto de ir al trabajo, de disfrutar una tarde con amigos o de participar en actividades cotidianas se convierte en una fuente constante de estrés y angustia.
Pero no todo está perdido. Existe una luz al final del túnel. La agorafobia es un trastorno tratable y no tienes que enfrentarlo solo. Al buscar la ayuda de un profesional especializado en agorafobia, puedes comenzar un camino de recuperación y crecimiento personal. A través de terapias probadas y técnicas eficaces, puedes aprender a desafiar tus miedos y recuperar el control de tu vida.
Este es el primer paso valiente hacia un futuro mejor. No permitas que la agorafobia defina quién eres ni te impida vivir la vida que deseas. Con nuestra ayuda profesional, comprensión y un enfoque personalizado, podrás superar tus límites y construir una vida en la que este trastorno ya no tenga el control sobre ti.
¿Qué siente la gente con agorafobia?
Comprender los sentimientos y experiencias de las personas con agorafobia es fundamental para ofrecerles apoyo y empatizar con ellas. Bien es cierto que cada individuo puede tener experiencias y síntomas únicos.
Algunos pueden tener síntomas más severos y limitantes, mientras que otros pueden tener períodos de mejora y momentos en los que la ansiedad es más manejable.
El simple pensamiento de afrontar situaciones que desencadenan la agorafobia puede generar una respuesta de pánico. Es posible que tú o esa persona cercana a ti sienta una intensa sensación de temor a perder el control o sufrir una crisis de ansiedad.
La agorafobia puede hacer que una persona se sienta atrapada y limitada, con una creciente sensación de inseguridad sobre su capacidad para lidiar con el mundo exterior. Puede haber una preocupación constante por la seguridad personal, así como el temor a experimentar síntomas físicos o emocionales en público.
Algunos de estos pueden ser las palpitaciones cardíacas aceleradas, dificultad para respirar, sudoración excesiva, mareos o incluso sensación de desmayo. En definitiva, síntomas que pueden ser abrumadores y generar aún más ansiedad.
¿Cuánto tiempo dura el miedo o la ansiedad en la agorafobia?
El proceso de tratamiento de la agorafobia generalmente implica un enfoque gradual y personalizado, que puede incluir la terapia cognitivo-conductual entre otras técnicas terapéuticas adaptadas a las necesidades específicas de la persona.
En muchos casos, los pacientes comienzan a experimentar ciertos beneficios y mejoras en su bienestar emocional y su capacidad para enfrentar situaciones desencadenantes de la agorafobia dentro de los primeros meses de terapia. Sin embargo, es importante tener en cuenta que cada progreso es único y que la velocidad y la magnitud de la mejoría pueden variar.
Asimismo, es fundamental recordar que el proceso de tratamiento no es lineal y puede haber altibajos en el camino. Superar la agorafobia requiere tiempo, paciencia y dedicación por parte de la persona afectada. El establecimiento de metas realistas y el trabajo constante con un profesional de la salud mental pueden ayudar a facilitar la recuperación.
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