Cuando hablamos de Trastorno de la Personalidad Narcisista nos estamos refiriendo a un patrón dominante de grandeza (en la fantasía o comportamiento), necesidad de admiración y falta de empatía, que comienza en las primeras etapas de la vida adulta y se presenta en diversos contextos. Si bien, hay muchos casos en los que no se trata de un patrón y por tanto, no necesariamente de un Trastorno de la Personalidad, ya que hay personas que pueden tener una parte de su personalidad narcisista y otra parte no, como es el ejemplo de ciertos trastornos alimentarios, donde en gran parte de los casos se puede observar un narcisismo oculto.
Entre un 2 y un 26% de los pacientes que acuden a consulta sufren Trastorno Narcisista de la Personalidad, siendo entre un 50 y 70% hombres. El porcentaje aumenta en gran medida cuando hablamos de ese narcisismo oculto, ese que tiene que ver con una parte de la personalidad y no como un trastorno de la personalidad como tal.
Podemos hablar de unos “síntomas externos”, es decir, cualidades externas como grandiosidad, explotación de otros, arrogancia, problemas interpersonales… y de unos “síntomas encubiertos” como rabia, ira, vergüenza, sentimientos de vacío, vulnerabilidad, baja autoestima, sensación de ser inadecuado, sobredependencia de la aprobación de los demás, falta de confianza, sensibilidad a la humillación, miedo al rechazo, explotación/manipulación sutil… Lo cierto es que estos últimos no se ven a primera vista y nos resulta más difícil poder entender a las personas que sufren esta problemática, pero normalmente esta aparente personalidad no es más que una armadura o cascarón que recubre un yo extremadamente vulnerable y aunque no es así en todos los casos, si en la gran mayoría.
Cuando nos preguntamos por el origen del narcisismo, además de entender que puede haber unos factores biológicos (un temperamento hipersensible al nacer) debemos pensar cuánto de determinantes son en el desarrollo de este problema, ya que tienen muchísima importancia otros factores que nada tienen que ver con lo biológico, y aquí cabe nombrar cómo las figuras de apego hicieron su papel, qué tipo de cuidados se dieron si por defecto o en exceso y otros aspectos que excederían este artículo.
Generalmente, tendemos a creer que son personas que en su infancia se les consintió mucho, que hubo una excesiva atención por parte de los padres, demasiado cuidado… sin embargo, son más los casos de narcisismo y más complicados aquellos que tienen que ver con una historia de cuidados y atención insuficiente, negligencia e incluso maltrato o abuso.
Narcisismo: Diferentes orígenes
Podríamos diferenciar entre narcisismo derivado de “falta de” o “exceso de”. Algunas de las características de cada grupo serían las siguientes:
FALTA DE…:
-Abuso emocional en la infancia.
-Cuidados impredecibles o inconsistentes por parte de los padres.
-Valoración por parte de los padres como manera de regular su propia autoestima.
-Uno de los pensamientos más automático que suelen tener es “Nadie más me va a hacer daño”.
En este grupo vamos a tener progenitores ausentes (psicológica o físicamente) dónde no hubo con qué resonar. La persona, por tanto, no puede conectar con unas emociones que nunca se vieron “reflejadas” en el espejo de la cara de unos cuidadores sanamente interesados por él.
EXCESO DE…:
-Ser alabado por los adultos por la apariencia o habilidades como excepcionales.
-Admiración excesiva que nunca está equilibrada con retroalimentación realista.
-Excesivas alabanzas por buen comportamiento y excesivas críticas por mal comportamiento en la infancia.
-Excesiva tolerancia y sobrevaloración por parte de los padres.
– Se caracteriza por hacer de menos a los demás.
En este grupo vamos a tener padres que desde un apego ansioso van a generar una sobreprotección al menor. A veces, motivados por una historia carencial no ven al niño que tienen ante ellos sino lo que ellos no tuvieron. Tratan de que el niño sea un símbolo de “ser especiales”, “destacar” como una prolongación de su propio narcisismo o como una compensación de su sentimiento de inferioridad.
No me gustaría acabar, sin mencionar un grupo de pacientes con patología muy severa que no sienten “cuando hacen el mal”, son los narcisistas graves que además de rasgos narcisistas tienen rasgos antisociales.
Mediante un tratamiento psicológico adecuado, se ayuda a la persona a comprender el problema en profundidad y las consecuencias que le está ocasionando en su vida, así cómo a reparar estas dificultades.
Artículo de Rocío Pescador García
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